domingo, 14 de agosto de 2011

"The Wild Walk" Cap 5





—Por favor levántate, Nick. No puedo respirar.
Él la contempló durante unos segundos y Miley se sintió perdida en la profundidad de sus ojos. Fue tan fácil para ella retroceder en el tiempo, recordar el último momento en que había estado así de cerca y en el que él había estado sobre ella. Sólo que en esa ocasión estaban desnudos. Y Nick había estado dentro de ella. Una riada de humedad entre las piernas la enfureció.
Ellos eran historia, fuera lo que fuera lo que su cuerpo creyera.
—Dime qué estás haciendo aquí —dijo él.
—Quítate primero.
Con un suspiro, él se levantó y le ofreció la mano. Ella la tomó y comenzó a alzarse, pero en ese momento un tiro sonó, rociando hierba y deshechos a pocos centímetros de donde estaban. No fue un fuerte disparo sino alguien usando un silenciador. Nick cayó sobre ella otra vez con un ruido sordo, sacó un arma y disparó cerca del atacante en respuesta.
— ¡No te levantes! —Le ordenó él, cubriéndole el cuerpo.
Miley jadeó. ¿Quién les disparaba? ¿Y lo que era más importante, dónde estaba su arma?
— ¡Suéltame, Nick! — ¡Mierda! Ella había sido policía. Sabía disparar un arma. Si sólo él apartara su gran cuerpo, podría usarla. Miley exploró rápidamente el área, divisando su arma sobre el césped a sólo treinta centímetros y a una pizca de su alcance. Pero Nick era demasiado pesado y ella no podía empujarlo. Ahora no era el momento para códigos de caballería. Ella podía ayudar.
En cambio, Nick metió el brazo alrededor de su espalda y rodó con ella detrás de un grueso árbol, luego la estampó contra este, manteniéndola cubierta mientras otra ráfaga de balas hacía volar trozos de corteza a unos centímetros de la cabeza de Miley.
Bien, alguien estaba cabreado con ella. Miley quería su arma ya.
— ¡Déjame ir! —gritó ella.
—Quédate quieta antes de que resultes herida.
Ella lo empujó, pero él era más fuerte que una palanca y su acción se pareció al intento de mover el árbol. Nick no se desplazaría.
— ¿Es la seguridad del museo? —Preguntó ella.
—No. Nadie que use uniforme. Es alguien vestido de negro.
Ah, infiernos. Eso no estaba bien. ¿Quién les estaba disparando?
¿Y dónde estaba la seguridad? ¡Idiotas e inútiles come-donuts de porquería! Probablemente estaban encogidos debajo del escritorio del vestíbulo después de haber oído los disparos.
Nick disparó otra ronda.
— ¿Ves a alguien más?
Ella estiró la cabeza buscando a ambos lados de la cabeza de Nick.
—No. Sólo el arma.
Nick apuntó, disparó y luego dijo:
—Creo que podría haberle dado. ¡Muévete!
Antes de que ella pudiera oponerse, Nick la agarró de la mano, tiró de esta y la puso de pie, arrastrándola detrás de él. Las balas levantaron una polvareda cerca de los pies de ambos. No hubo tiempo para discutir o coger su arma a mitad de camino.
Se precipitaron hacia el callejón donde estaba su moto.
— ¡Continúa!
En esta ocasión Miley ni siquiera lo pensó y dejó que el sentido común prevaleciera. Saltó sobre el asiento de la moto, envolvió los brazos alrededor de él y se agarró fuertemente mientras Nick aceleraba el motor y se alejaba por el callejón, evitando la ráfaga de balas como si los sabuesos del infierno los persiguieran.
Miley temía que quizás estuviera sucediendo eso. Ni siquiera se atrevió a respirar en todo el tiempo que Nick los llevó por calles laterales y se dirigió a las afueras de la ciudad. Viajaron durante horas, la mente de Miley dio vueltas todo el tiempo. No habló y tampoco Nick. Su cuerpo estaba demasiado frío por la conmoción para moverse, hablar o notar a dónde se dirigían. No fue hasta que estuvieron muy lejos de la ciudad que Miley notó que se encontraba en algún lugar remoto. Desde que ninguna bala silbaba por sus orejas supuso que no los perseguían, pero no rompería el equilibrio de la moto para moverse y mirar. No había ninguna luz de alumbrado público y la carretera había cambiado a una de dos carriles. Los árboles eran más altos y densos y la temperatura había descendido, haciéndola temblar de frío. Se habían trasladado de la ciudad al campo, el olor a pino y a aire limpio era más evidente que la nube de gas que atiborraba la ciudad.
Después de lo que parecieron horas de trayecto, evidenciadas por sus partes sensibles entumecidas, Nick finalmente giró por un camino de tierra hacia lo que aparentaba ser un camping desierto. Miley esperó que supiera hacia dónde iba, porque se encontraba desesperadamente perdida. Cuando Nick se hizo a un lado, Miley resistió el impulso de chillar de alegría. Nick apagó el motor y esperó a que ella desmontara. Él la siguió mientras ella se inclinaba para estirar los músculos contraídos. Nick sacó una botella de agua de la alforja de la grupa, tomó un gran trago y luego se la tiró a ella.



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