jueves, 27 de octubre de 2011

"The Wild Walk" Cap 24




Nick observó salir a Miley y luego se paso las manos por el cabello. Ah, Mierda. Sabía que esto no sería fácil con ella. Pero creía que habían alcanzado un entendimiento, o al menos algo de afecto. Al diablo con el afecto. Las cosas habían alcanzado un nivel infernal. Pero cada vez que se ponían tiernos, cada vez que parecían hacerse más cercanos, algo sucedía que se interponía entre ellos. Él era la causa. Y sencillamente quizás deberían seguir así. Mantener la distancia entre ellos probablemente sería más fácil para Miley cuando llegara el momento en que tuviera que dejarla ir.
O quizás sería más fácil para él. Porque contarle concisamente a Miley qué y quién era él ahora y para quién trabajaba… era imposible… no tenía ninguna otra opción, sólo mantenerla a oscuras. Lo que significaba que ella mantendría ese nivel de desconfianza. Y no había una maldita cosa que pudiera hacer además de continuar pidiéndole que confiara en él, cuando ella no tenía ninguna razón para hacerlo.
Le había permitido salir del remolque, porque ella tenía que calmarse. Y después de lo que había dicho sobre el museo, no creía que huyera y encontrara el teléfono más cercano y lo dejara.
Porque confiaba en Miley. Si se lo dijera todo, ella estaría totalmente de su lado.
Pero Nick había prestado un juramento y eso significaba algo para él. No importaba como se sintiera o cuales fueran sus necesidades y deseos personales, no podía traicionar a los Moteros Salvajes. Porque no sólo era su culo el que corría riesgos. Otras personas contaban con su discreción. No tenía opción.
Entonces… la frustración sería su infernal statu quo. Devolvió las llaves del remolque a Jim y buscó a Miley. No le tomó mucho tiempo encontrarla ya que no andaba lejos de Jim. Estaba con Jessie cerca del frente del escenario, esto prácticamente garantizaba que no fueran capaces de hablar. Jessie inclinaba la cabeza en su dirección mientras él se acercaba. Miley cruzó los brazos sobre su pecho y no se molestó en mirarlo. No se giró o reconoció su presencia, sólo mantuvo su concentración en la banda. Su postura era tensa y erguida. No disfrutaba de la música en absoluto, no estaba relajada.
Sabía que estaba cabreada y que probablemente seguiría así por un tiempo. No podía hacer nada sobre eso y rechazaba pedir perdón por hacer su trabajo. Así que la dejó escuchar la música, que Jessie se inclinara hacia ella y le hablara. Él permaneció detrás de ambas, manteniendo un ojo sobre ella y la muchedumbre.
No es que le fuera inusual permanecer vigilante. Había estado haciéndolo a partir del momento en que habían dejado el callejón del museo. Desde entonces se había mantenido alerta todo el tiempo, preguntándose si quien les había disparado los seguía. Lo dudaba, porque si lo hubiera hecho, a esas alturas ya los hubiera detenido.
Tal vez. No creía en cosas seguras o fáciles, así que simplemente suponía que los tipos malos podían seguirlos.
Y seguiría vigilante, porque tenía dos cosas que proteger… al virus y a Miley. Porque le gustase o no, Miley estaba pegada a él y tendría que permanecer incomunicada hasta que la dejara ir.
El calor del día hacía mucho que había desaparecido, junto con el sol al ocultarse. Miley se puso la chaqueta que había estado llevando, acurrucándose dentro de ésta mientras la brisa arreciaba. Podía casi ser verano, pero aún hacía frío por la noche. Y con la fría recepción que le había dado, Nick se imaginó que no se abrazarían buscando calor esa noche en la tienda.
Él le dio un golpecito al hombro de Jessie y se agachó para así poderle hablar en el oído sobre el ruido de la banda.
—Iré y armaré la tienda. Cuida a Miley.
Jessie asintió y continuó atiborrándose con la música. Nick se dirigió hacia donde las motos estaban aparcadas, aprovechando la oportunidad de alejarse de Miley y el ruido de la música para llamar a Grange y darle un informe.
—Hemos estado haciendo un pequeño reconocimiento aquí en el cuartel general —dijo Grange—. Tenemos cintas de vigilancia de las ciudades por donde la reliquia pasó antes de llegar a Chicago.
—¿Y?
—Alguien ha estado en cada ciudad desde que la reliquia llegó la primera vez a Nueva York.
Eso era interesante.
—¿Quién?
—No tenemos idea, pero nos imaginamos que es el mismo tipo si nos basamos en la altura, constitución y la forma de andar. Todo lo que tenemos es una imagen oscura acechando por las cercanías y hemos confirmado que no pertenece a la seguridad de los diferentes locales. Vestía un abrigo largo, un sombrero y pantalones oscuros y permanecía en las sombras. Fuma.
—Como Humphrey Bogart.
Grange resopló.
—Estamos estudiando los vídeos de todos quienes han pasado por la exhibición en cada ciudad, intentando ver si es alguien que aparezca de ciudad en ciudad, pero esto llevará tiempo.
—¿Alguna idea?
—Alguien que sabía del virus estaba tras la reliquia.
—¿Crees que estaba encubierto en cada localización buscando una oportunidad para atacar?
—Quizás sí. Quizás no. Aún no estoy seguro, pero estamos viendo el problema desde todos los ángulos.
¿Por qué alguien vigilaría cada museo?
Nick sacudió la cabeza, decidiendo dejar el asunto de las imágenes a Grange.
—¿Noticias de Chicago? ¿Algo sobre Miley?
—Grandes titulares sobre el robo de la reliquia, por supuesto. La atención se centra en el equipo de seguridad nocturno. Los medios se enfocan más en esto que en cualquier otra cosa y el museo caga leches a lo grande. Nada sobre Miley Cyrus o su participación.
—Bien. —Nick no deseaba que la prensa hablara sobre Miley o su ausencia y se sentía complacido porque su agencia no la hubiera implicado. Probablemente su jefe cubría su propio culo, pero Nick apostaría a que la agencia para la que Miley trabajaba la deseaba de regreso y con seguridad sospechaba de la intervención de Miley en el robo. Quizás hasta estuvieran trabajando con la policía local para endilgarle el robo a ella.
—Grange, necesitamos asegurarnos de que Miley no sea indicada como la autora del robo en el museo.
—Ya me he encargado de eso. De acuerdo a lo que hemos encontrado de la inteligencia que hemos reunido sobre su agencia, están preocupados de que haya sido secuestrada por quienquiera que hizo el trabajo, desde que encontraron su arma en la escena. No es sospechosa.
Nick sonrió. Grange tenía contactos en todas partes.
—Grandes noticias. Gracias.
—¿Ella aún está a oscuras?
—En una oscuridad tan negra como la boca de un lobo. —Y él odiaba cada minuto de aquello. Si estuviera en sus zapatos, se sentiría de la misma forma.
—Mantenla de esa forma. Y cuida tu espalda. Ya que saben que tienes el virus, te darán caza.
—Estoy alerta. —Nick guardó su teléfono en el bolsillo, sacó la tienda de campaña de su moto y luego evitó a la muchedumbre para encontrar un lugar para levantarla. La ubicó en medio de un grupo de árboles, aún dentro del área de las otras tiendas, pero algo separada de todas las demás. Movió su moto, al igual que las de los demás, asegurándose de aparcar junto a Jessie y todos los que conocía, así estarían aparcadas cerca de las tiendas de campaña. Después de armar la tienda, regresó para encontrarse con Miley y Jessie. Ellas ya no estaban cerca del escenario, así que las buscó y las encontró en la tienda comedor.
Jessie le pasó una hamburguesa, patatas fritas y una bebida.
—Imaginé que tampoco habías comido ya que Miley parecía a punto de desmayarse.
—Gracias. —Se dio cuenta que tenía hambre después de acabar la hamburguesa en tres mordiscos. La comida lo hizo sentirse mejor. Miró a Miley. Su piel estaba pálida y tenía ojeras bajo los ojos.
—¿Cansada?
Ella se encogió de hombros y tomó un sorbo de su soda.
—¿Has acampado en un lugar cercano? —le preguntó a Jessie.
—Sí. Un grupo de compañeros moteros y yo hemos acampado cerca del río. ¿Y tú?
—Cerca del remolque.
—Puedes ubicar tu tienda con nosotros si prefieres.
—Gracias, pero estamos bien.
Jessie miró a Miley y luego de regresó a él. Sus labios se curvaron.
—Sí, apuesto a que sí. Tú chica está a punto de caer dormida aquí, así que, ¿por qué no la llevas a acostarse? —Ella rodeó con un brazo a Miley para un abrazo rápido—. Buenas noches dulzura.
Miley le devolvió el abrazo, dirigiéndole una sonrisa débil.
—Buenas noches, Jess. Gracias.
Nick se puso de pie y sacó algo de dinero de su bolsillo, ofreciéndoselo a Jessie. Ella lo miró, luego a él y negó con la cabeza.
—A veces eres un gilipollas. Tengo esto cubierto.
Él se rió y se inclinó a través de la mesa para besarle la mejilla. Ella le guiñó y se alejó.
La mesa quedó en silencio. Nick exhaló, preguntándose si debía preguntarle a Miley si deseaba hablar, luego cambió de opinión, imaginándose que Miley estaba agotada. Y no quería pelear con ella. Realmente se veía exhausta.
—¿Estás lista para dormir un rato?


3 comentarios:

  1. seguila!!!!!!! no la dejes ahi!!! quiero otro cap! please! seguila cuando puedas , besos
    atte:agus

    ResponderEliminar
  2. ooowww por q sos tan mala porfa tenes q seguirla al igual q a la otra nove plis!!!!!!!!!!!candela

    ResponderEliminar

SI TE GUSTO MI CAPI ME DEJAS UN LINDO COMENTARIO!!! GRACIAS... BESITOS♥♥ VUELVE PRONTITO!!!♥