lunes, 17 de octubre de 2011

"Schmale Plätze" Cap 18




“Sí, oh. Como puede imaginar, que se esparciera el rumor de mis tendencias nocturnas sería un suicidio profesional”.
“¡Yo nunca diría nada! ¡Honestamente!”. Miley parecía ofendida.
“Lo sé. Simplemente estoy tratando de enfatizar que nunca antes había perdido el control. Demasiadas montadas sobre mi discreción. Sólo usted pudo quebrar ese control”. Él se puso de pie y cruzó la habitación en dirección a ella, invadiendo así su espacio personal. “Y el simple hecho de estar tan cerca suyo, lo vuelve a quebrar”.
“¿En serio?”. Ella dejó salir un suspiro entrecortado. “Creía que no querría volver a verme después de que saliéramos del elevador”.
Nick elevó la mano para rozarle la mejilla antes de deslizarle los dedos por los mechones de color escarlata. “Dulzura, no podría mantenerme alejado de usted. Lo único en lo que pude pensar mientras esperaba que volviera, era que usted se rehusaría a verme. O peor aún, que usted pensara que no me importaba como persona”.
“Realmente no tuvimos tiempo de ahondar en debates profundos y personales”. Ella se lamió los labios y eso fue lo único que Nick pudo hacer para no inclinarse y saborearla.
“No, pero sé muy profundo en mis entrañas que lo que siento no tiene nada que ver con las fases de la luna y mucho que ver con usted. Quiero pasar más tiempo con usted y tener esos debates profundos. Demonios, llevarla a cenar y al cine, por el amor de Dios”.
Con el pulgar, le recorrió la línea de la mejilla mientras ella elevaba la vista para mirarlo.
“Me agrada la idea de las cenas. Pero, ¿tenemos que comenzar con la fase de las citas? Quiero decir, ¿podemos saltearnos el cortejo e ir directo al grano?”.
Ella le extendió los brazos alrededor del cuello y le jaló la cabeza hacia abajo en dirección a la suya. Los suaves labios de Miley provocaron y tironearon la mansa boca de Nick hasta que él salió de su estado de shock y respondió con entusiasmo. Nick le exploró los labios con la lengua hasta que ella abrió la boca y lo dejó entrar. Miley sabía a miel para sus hambrientos sentidos.
¿Acaso sólo habían transcurrido unas pocas horas desde la última vez que la había tocado? Parecían días. Semanas. Nick no se saciaba de ella. Sus senos se balancearon libremente bajo la fina camisa que llevaba puesta, y Nick le deslizó las manos por debajo para ahuecarle los cremosos globos.
Miley gimió con un tono grave desde la garganta y frotó la pelvis contra su palpitante verga.
Nick le alejó la boca y le capturó el rostro con las manos. No importaba lo mucho que Nick deseara liberarse en los placeres carnales que ella le ofrecía, necesitaba asegurarse de que la estaba interpretando correctamente. “¿Está segura de que no tiene problemas con esto? No es muy habitual que no pueda contener la transformación, pero usted me provoca algo especial, dama mía”.
“Bien, porque usted también destruye todo el control que alguna vez tuve sobre mi cuerpo”.
“No quiero decir eso. Quiero decir que usted se siente cómoda con el hecho de que soy mitad felino y de que tengo que conservar el secreto”.
Ella le clavó la mirada fijamente. “Mientras no intente transformarme a mí, no tengo ningún problema. No sé si todavía estoy atrapada por la emociones de la última noche; lo único que sé es que mi mayor preocupación radicaba en que usted pudiera decir que se trataba de una aventura de una sola noche y que nunca volvería a verlo de nuevo. Probablemente tendría que preocuparme de que sea un Hombre pantera pero, honestamente, si fue eso lo que hizo lo hizo anoche, entonces me entrego por completo”.
“Quizás cambie de opinión cuando lo vuelva a pensar con más claridad”. Las palabras quedaron atrapadas en la garganta de Nick, pero tenía que ofrecerle una salida. No quería que ella se involucrara en esto con el cerebro obnubilado por la pasión.
“Usted también podría cambiar de opinión”.
“¡Mentira! Sé lo que siento”, negó Nick fervientemente.
“Yo también. Usted no es el único que ha deseado que nos encontráramos fortuitamente en el elevador”.
Nick dejó de luchar contra el deseo y la apretó contra su pecho. “Le agradezco a Dios por los cortes de energía y los lugares estrechos”.
“Usted lo dijo”. Pero, ahora, tengo otro lugar estrecho para que investigue; a plena luz del día”.
Miley le desabrochó los jeans y le tomó la verga con la mano. Nick gruñó cuando la pija le saltó de impaciencia. No la iba a coger en el piso de la cocina. ¿Dónde demonios estaba el control por el que era tan famoso?
“La cama. ¿Dónde está la cama?”.
“Por el pasillo, a la derecha”. Miley tenía los ojos cerrados y, con la mano, le bombeó la verga.
Nick la levantó en sus brazos y corrió por el pasillo antes de que su necesidad de estar dentro de ella venciera a la necesidad de recostarla sobre una cama y hacerle el amor lentamente.
El sol brillaba por la ventana del dormitorio e incendiaba el cabello de Miley mientras Nick la recostaba delicadamente sobre las sábanas arrugadas. Miley extendió las manos para bajarle los pantalones incluso mientras Nick le arrancaba los pantalones pijama de un tirón. Unos rizos de color rojo brillante resplandecían entre sus pálidos muslos y a Nick se le hizo agua la boca por la necesidad de explorarle la concha.

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