"Schmale Plätze" Cap 10

“No”. ¡Un gato atrapado en una licuadora! Se alivió al saber que ella no se había dado cuenta de que él mismo había producido el sonido pero, ¡por favor! Nunca nadie le había dicho que su gruñido sonara mucho menos que salvaje.

Miley debió haber percibido su enojo porque se alejó de él. Nick pudo notar claramente que ella buscaba algo para cubrirse pero, perversamente, no le dijo que su camisa se encontraba a pulgadas de sus dedos extendidos. Por un lado, revelaría su secreto si ella descubría que podía ver perfectamente en la oscuridad y, por el otro, le agradaba mirarle el vaivén de los senos mientras se arrastraba.

Miley parecía una construcción de ladrillos con un inodoro adentro. Senos grandes con pezones rosados, un estómago chato y caderas curvas que se sentían tremendamente bien contra las de Nick. Sus piernas eran largas y delgadas, y unas pocas gotas de fluido bajaban por la cara interna de sus muslos a medida que ella se acercaba arrastrándose a él.

Tal vez la visión nocturna no era todo lo buena que parecía.

Nick intentó revertir las transformaciones pero, una vez suelta, resultaba casi imposible volver a enjaular a la bestia. La luna llena también le jugaba en contra. Fue un idiota al dejar que su deseo por Miley arrasara con su sentido común.

Qué idiota. Con cualquier otra persona, una sesión de sexo ardiente lo habría llevado más allá del límite y él podría haberse contenido hasta que lo rescataran. Se estaba mintiendo a sí mismo como si pensara que una sola vez sería suficiente con Miley.

La había acechado durante meses y esperaba esta oportunidad para quedar a solas con ella y cautivarla. ¿Cautivarla? ¡Ja!. No había esperado quedar atrapado en un elevador con ella. Las feromonas de Nick la llevaron al límite, y sus manos habían hecho el resto.

“No sé qué se apoderó de mí”, dijo ella desde el otro extremo del elevador. Miley se sentó con la espalda apoyada contra la pared y las rodillas sobre el pecho. La camisa de Nick le cubría los deliciosos senos y su chaqueta le colgaba de las rodillas.

Maldición.

“Yo sí sé”. Nick sonrió irónicamente mientras un rubor le teñía las mejillas a Miley, pero no hizo más comentarios. “Cuando la gente queda atrapada en circunstancias poco habituales hace cosas que se salen de la norma. Su psiquis simplemente está reaccionando a la situación. Se siente atrapada por lo que responde haciendo todas las cosas que quiere hacer antes de morir”.

“Oh, ¿en serio? Imagino que usted no tiene ningún problema con su autoestima”.

“No estoy siendo arrogante, simplemente le ofrezco los hechos. Si hubiera quedado atrapada con cualquier otro hombre, probablemente respondería de manera similar”. No realmente, pero si la hacía sentir mejor, entonces se podía perdonar la mentira. Las feromonas de Nick, desbarataron todas las inhibiciones que pudiera haber abrigado. La luna llena las fortalecían extremadamente, y Nick, él la había deseado desde el minuto en que Miley se había mudado al edificio. La combinación de sus deseos internos y su instinto de procreación de Hombre felino era demasiado poderosa como para que ella se resistiera.

No importaba si ella se daba cuenta o no.

“No creo que me hubiera quedado en ropa interior si hubiera quedado atrapada con Bob, el portero”.

Nick se rió contra su voluntad. “Me alegro de estar por encima de un hombre de ochenta años”.

Ella temblaba, nuevamente. ¿Acaso el se animaría a calentarla? Incluso ahora, luego de dos orgasmos explosivos, la lujuria se agitaba en su interior. Cuanto más crecía el nivel de necesidad, le resultaría más difícil controlar la transformación. Sería mejor que mantuviera la distancia.

“¿Cuánto tiempo cree que hemos estado aquí?”. Preguntó Miley.

Demasiado. “No lo sé. Alrededor de una hora, imagino”.

“Dios. Es un nuevo récord. Nunca he besado a nadie en la primera cita, e hice mucho más que eso con usted en menos de una hora. Honestamente, no suelo ser tan desenvuelta”.

Miley se veía tan avergonzada. A Nick le dolía el corazón por ella.

“Lo sé. Y, lo crea o no, yo tampoco suelo tener sexo en elevadores en la primera cita. Atribuyámoslo a la situación y acordemos no recriminarnos nada. ¿OK?”.