Estaba vestido con una camisa blanca ceñida y pantalones de jeans gastados. En los pies tenía unos mocasines derruidos y no llevaba medias. Su rostro evidenciaba una ligera barba incipiente y se veía lo suficientemente bien como para comérselo.
“¿Sabe algo?, no es aconsejable abrir la puerta sin preguntar quién es”. Su profunda voz vibró a lo largo de todas las terminaciones nerviosas del cuerpo de Miley.
“Estamos dentro de un edificio sellado. Y, además, sabía que era usted”. Miley dio un paso hacia atrás para que Nick pudiera entrar.
“Entonces me sorprendo doblemente de que haya abierto la puerta. Acerca de anoche—”.
“¿Quiere tomar un café? Acabo de preparar una jarra”. Un torrente de miedo la obligó a obstruirle el paso. Miley se apresuró hasta la cocina para agarrar un par de tazas. Si él iba a decirle que lo lamentaba, ella podría esperar hasta después de fortificarse con el café.
“Por supuesto. Eso sería genial”. Nick vio moverse a Miley alrededor del pequeño departamento como si fuera un ratón enfrentado a un gato.
Miley sólo estaba parcialmente equivocado.
¿Acaso la había asustado tanto? Ella no parecía tan nerviosa cuando abrió la puerta en primer lugar. Sólo salió disparada cuando él comenzó a hablar.
Las fosas nasales de Nick se ensancharon ante el aroma de Miley. Parte de su esencia permanecía en ella, incluso si se veía recién duchada. El carácter posesivo se volvió ardiente y pesado en el pecho de Nick. Tenía que haber algún modo de rescatar esta situación. Algún modo que la obligara a darle otra oportunidad.
Nick se esforzó por pensar en un modo de explicar todo, pero no había forma adecuada de hacerlo.
¿Qué tal la verdad?, lo instó una pequeña voz en lo profundo de su mente. Demonios, ella había sido testigo de la verdad en vivo y en directo la noche anterior, ¿qué tendría por perder ahora?
Miley le entregó la humeante taza de café y sus dedos se rozaron. Sus ojos color verde esmeralda se cruzaron con los de Nick, y las pupilas de Miley se dilataron con un fugaz deseo.
Tal vez no fueron sólo las feromonas de Nick las que la excitaron la noche anterior.
“¿Acompaña el café con algo?”. La voz de Miley fue ronca y sus dedos temblaron.
“No, gracias”. Él observó ávidamente cómo Miley agregaba leche y azúcar a su propia taza y se sentaba en la diminuta mesa de la cocina.
“Entonces. Imagino que quiere su ropa y efectos personales”. Ella realizó un movimiento para levantarse y buscárselas.
“Eventualmente. Vuelva a sentarse. Pueden esperar”.
“Sí, puedo notarlo. ¿Dónde consiguió las ropas limpias? La última vez que lo vi, lo único que tenía encima eran pelos”. Miley lo desafío con la mirada.
“Tengo—amigos que me guardan un par de mudas de ropa en caso de que la transformación me tome de sorpresa. Me detuve en ese lugar antes”.
“Ah. Comprendo. Imagino que no podría haber caminado por la ciudad completamente desnudo”.
“Trato de evitarlo cada vez que puedo”. Bebió un sorbo de su café y se apoyó para abrir la caja de Pandora. “Imagino que tendrá algunas preguntas para hacerme”.
Resopló Miley. “Eso no es nada”.
“Dispare. Le contestaré todas las preguntas lo más honestamente posible”.
“Eso sería un cambio agradable”. Miley se puso de pie y echó la borra de su café en la pileta de la cocina. “En primer lugar, ¿también me convertiré en pantera? No sé cómo funciona todo esto, pero estoy bastante segura de que uno se transforma cuando lo muerden. Y usted me mordió”.
Más de una vez. La verga de Nick cobró vida al recordar. Apretó la taza de café con las manos y luchó por mantener el control. Ella merecía saber si iba a transformarse. “No, no le rasgué la piel lo suficientemente profundo como para intercambiar la enzima que la transformaría. No tiene que preocuparse por eso”.
“Bueno, algo es algo”.
Miley no pareció tremendamente aliviada al escuchar la noticia. ¿Qué más le preocupaba?... “¿Qué más le preocupa?”.
Miley agitó las manos a lo largo de la fina cadena que llevaba puesta y volvió a juguetear con sus anillos. Ella tampoco iba a mirarlo. Finalmente, miró a un pie a la derecha de Nick antes de hablar. “¿Acaso habría tenido, ya sabe, sexo conmigo si su transformación no hubiera sido tan inminente?”.
La correa que le sostenía el autocontrol se deslizó otro agujero. “Tal vez no habría actuado según mis deseos tan rápidamente si no hubiera estado luchando contra la transformación también, pero la he deseado durante mucho tiempo. Mi necesidad de tenerla no tuvo nada que ver con la transformación, eso sólo saboteó mi autocontrol”. La miró fijo hasta que ella le clavó la mirada. Nick no quería ningún malentendido. “Si hubiera quedado atrapado en ese elevador con otra mujer, no habría rendido el control a mi lujuria o forma por completo. De hecho, fue la primera vez que dejé al descubierto mi secreto al tener sexo con una humana”.
“Oh”. Los hombros de Miley se relajaron ligeramente y él pudo oler que sus jugos comenzaban a fluir. Miley no era inmune a él, con o sin feromonas.
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