–Por favor, no intentes soltarme un discurso. Ese tema está zanjado... Y tú llevas demasiada ropa encima.
La tomó en brazos con tal intensidad que ella se asustó. Instintivamente, se agarró a los hombros de él. Y entonces sucedió algo: la cualidad de la intensidad cambió. Miley vio una mezcla de deseo y cierta confusión en aquellos ojos marrones y percibió la necesidad de él de diluir la emoción que acababa de revelar a través de lo físico. Lo besó en la boca. Lo sintió temblar y, al abrazarle por el cuello y ahondar el beso, él respondió: la tumbó en la cama con una suavidad que no sentía unos segundos antes, la cubrió con su cuerpo y, cuando ella acercó una mano a su rostro, la besó en la palma. Ella sintió temor de nuevo, pero diferente: en aquel momento supo que se había enamorado de aquel hombre complejo y orgulloso que ofrecía una cara al resto del mundo y otra junto a ella.
Cuando Miley se despertó la mañana siguiente, no le sorprendió ver a Nick vestido y sentado en la terraza. Gafas oscuras ocultaban sus increíbles ojos. La dureza de su rostro le indicó que el nido sensual en el que habían habitado la noche anterior había desaparecido. Él había sido implacable en la búsqueda de su placer común la noche anterior, sorprendiéndola con la profunda pasión que le había generado, casi arrancándole las lágrimas.
En aquel momento él se levantó de la silla y anunció fríamente:
–Debemos regresar a Atenas. Tenemos mucho trabajo que hacer esta semana.
Fue como si la hubiera abofeteado. Miley se quedó helada. Vuelta al trabajo, al jefe-asistente. Sintió tal intensa vulnerabilidad que casi se mareó.
–Por supuesto –farfulló ella.
En realidad quiso decirle: «Yo nunca pedí esto y menos aún esperé que me trajeras a este idílico paraíso donde no podrías contener tus emociones». Pero se contuvo.
Una vez en la ducha, se le encogió el estómago. De pronto comprendía por qué él la había llevado allí: no había paparazis que pudieran sorprenderlos, nadie le conocía aparte de los isleños... y ella no tendría ocasión de formarse ninguna expectativa.
Llamaron a la puerta y ella dio un brinco.
–El helicóptero nos está esperando. En cuanto estés lista nos iremos.
–De acuerdo –dijo ella intentando controlar su corazón desbocado y sus crecientes náuseas.
Era evidente que él lamentaba haberla llevado allí y quería sacarla cuanto antes. Pues sería ella quien se distanciaría. No podía seguir así. Aquello no era más que un recordatorio de lo que podía esperar de la relación: nada más que un corazón roto.
Aquella noche, al regresar al hotel desde la oficina de Nick en Atenas, salieron del ascensor y él la tomó del brazo. Ella reunió todas sus fuerzas y se soltó. Cuando llegaron a la puerta de su habitación, ella le miró.
–Estoy cansada, me voy a la cama.
–No es mala idea –susurró él.
–Sola. Como tú has dicho antes, tenemos una semana terrible. Y estoy cansada.
Nick la miró y aumentó el nudo de frustración que le había surgido aquella mañana al dejar la cama común. Cada vez que no tocaba a aquella mujer, se enfrentaba a un nivel de frustración desconocido hasta entonces. La observó detenidamente por primera vez. Había evitado mirarla desde la noche anterior, cuando ella... Se le encogió el estómago y sofocó el recuerdo de tal debilidad. No podía creer que hubiera sucedido...
Lo cierto era que ella parecía agotada y tensa. Sintió una punzada de culpa al pensar en la urgencia con la que él le había hecho abandonar Paros y trabajar como una posesa al regresar a Atenas.
La lujuria le invadía, clamando satisfacción, pero él no sucumbiría. Si Miley quería dormir sola, no sería él quien se lo impidiera, a pesar de su impulso primitivo de cargársela al hombro y llevarla a su propia cama.
Así que dio un paso atrás. No le gustó el evidente alivio de ella y apretó los puños.
–Saldremos para la mansión Miller a las nueve. Te veré en el vestíbulo –anunció.
Ella asintió y cerró la puerta a su paso con tanta firmeza que a Nick le resonó de pies a cabeza.
El jueves por la noche Miley recordó el placentero agotamiento del domingo anterior y casi se echó a reír.
Desde entonces, todo había sido como la primera semana: trabajo frenético entre la mansión Miller, el despacho de Nick y el hotel. Él había trabajado todos los días hasta bien entrada la noche con Miller y el equipo de abogados pero, afortunadamente, no había requerido su presencia.
Ella había cerrado la puerta de conexión todas las noches, aunque también había fantaseado con colarse desnuda entre las sábanas de él y esperar su regreso. En su lugar, se había dicho que aquello era lo mejor... mientras golpeaba la almohada. Mejor cortarlo de raíz y, de regreso en Londres, ella le anunciaría tranquilamente que aquel breve momento de locura había terminado. No quería ni pensar en volver a concertarle citas y verle entrar por la mañana con expresión satisfecha...
–¿Qué haces aquí? ¿Nick te ha dicho que te escondas por si la gente se da cuenta de que está acostándose con su secretaria?
Miley necesitó unos momentos para regresar a la realidad y vio a Liam frente a ella con mirada melosa. Casi sentía pena por él al saber que, a pesar de los esfuerzos de su madre, no había logrado ganarse el afecto de su padre.
–No me escondo –contestó a la defensiva–. Acabo de llegar y estaba buscando a Nick.
Habían acudido por separado a aquel baile benéfico en el hotel donde se alojaban, en honor de una contribución de Miller para ayudar a los sin-techo de Atenas. La fusión se anunciaría a la mañana siguiente y los papeles se firmarían en la conferencia de prensa.
Miley se estremeció incómoda cuando vio a Liam devorarla con los ojos y se dio cuenta de que estaba acorralada entre él y la pared. Se movió para evitarle, pero él también lo hizo, sorprendiéndola con su agilidad. Se le acercó tanto que ella fue consciente de lo íntimo que debía de parecer. Podía oler el alcohol de su aliento. Sintió náuseas.
–Liam, debo reunirme con Nick. ¿Me disculpas, por favor?
Él soltó una repugnante carcajada y no se movió.
–Estos ingleses, siempre tan educados. No vas a irte a ninguna parte hasta que no me digas qué está tramando Nick con Miller.
Miley se ruborizó y Liam la miró triunfal.
–Lo sabía. Sabía que algo grande estaba cocinándose –dijo y la agarró por el brazo con tanta fuerza que le hacía daño–. Dime de qué se trata ahora mismo. Tengo derecho a saber...
De pronto Liam fue hecho a un lado y Nick ocupó su lugar. Miley casi se desmayó de alivio.
–¿Qué estaba ocurriendo ahí? –inquirió Nick mientras se alejaban.
-------------------------------------------------------------------------------
Bueno chicas aquí termina esta super maratón espero y les haya gusta un besito y comente por lo menos una carita... =P
0lis babyy perdon ya no comente en los demaas esq ya tengo examenes y waa necesito saliir super bn te quiero neniizz
ResponderEliminaresta geniaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaal! me encantoo!! :D sube mas! !! askjdhjsa estan muy buenos saludos cdt
ResponderEliminarSorry es que acabo de empezar el cole u.u!
ResponderEliminarPero los caps estan super interesantes espero subas seguido no comento porque no se por que no me deja D:
Pero pongo eso de hacer publico!
como un cuadrito
ya en esa cosa xD
si se comenta tengo suerte xD!
Bueno bye!
Cuidate
chusii!
:D
Geniaaaal.. cada vez mas me enamoro de está nove te lo juro.... me encanta plis síguela... no tardes..... jejejeje
ResponderEliminarbesos....
=P
ya pero ya tenes q subir otro capis de esta novela!!!!!!!!!!!!!malee
ResponderEliminar