Ella aterrizó
de golpe en la realidad. ¿Qué hacía recapitulando los atributos de su jefe
mientras él la miraba con ganas de estrangular a alguien? Se levantó
rápidamente de su asiento y justo entonces, para empeorar la situación, se le
cayó al suelo el cuaderno y el bolígrafo. Se agachó para recogerlos maldiciendo
su torpeza y el hecho de que la falda le quedara demasiado ajustada. Se había
equivocado al lavarla y la prenda había encogido dos tallas por lo menos. Sin
tiempo para comprar otra, había tenido que ponérsela tal cual y le aterraba que
se abriera por las costuras. Sólo de pensarlo se ponía nerviosa.
Si Nick Jonas
intuyera por un segundo que le atraía lo más mínimo, ella habría perdido el
puesto antes de darse cuenta. Era lo que les había sucedido a las dos
anteriores secretarias.
Los
cazatalentos de la empresa habían buscado una sustituta rápidamente. Y, dado
que Jonas Enterprises se encontraba en mitad de un proceso secreto de fusión,
como había descubierto ella después, la búsqueda se había limitado a alguien
que ya perteneciera a la empresa.
Por fortuna,
su entonces jefe, abogado señor Jonas, se había jubilado el mismo día en que la
anterior secretaria había sido despedida. En veinticuatro horas, ella había
sido investigada y ascendida al puesto más aterrador y emocionante de su
carrera hasta el momento: asistente personal del propio Jonas, coordinando un
equipo de cinco auxiliares administrativas y también personal en Atenas y Nueva
York.
Mientras se
erguía, cuidándose de contener la respiración para no estallar la falda, todos
aquellos pensamientos aumentaron su nerviosismo. Comprobó que sus gafas estaban
bien altas en su nariz y sintió que se le encendían las mejillas. Nick –le oyó
preguntar exasperado.
Estaba
avergonzada de su falta de control sobre sí misma. Ella no era mejor que la
legión de empleadas que se reunían en las salas de descanso de la impresionante
oficina londinense para ensalzar las proezas sexuales y la inestimable riqueza
del jefe.
–Nada
–murmuró, recurriendo a todo su entrenamiento para recuperar la compostura.
Le oyó cerrar
la puerta y dirigirse a su escritorio y cerró los ojos un momento al tiempo que
inspiraba hondo. Se reprendió duramente. Aquel empleo era crucial: el aumento
en el salario había supuesto poder cuidar a su madre adecuadamente por fin.
No podía
arriesgar todo aquello convirtiéndose en una balbuceante y torpe idiota, por
más atractivo que fuera su jefe. Ni siquiera quería que un hombre como él se
fijara en ella. Debía controlar aquellos pensamientos, le afectaban más de lo que
deseaba admitir, al recordarle escenas de su niñez que prefería olvidar.
Debería de
ser fácil hacerlo después de haber sido testigo de la reciente escena.
Obviamente, a Nick Jonas le gustaban las mujeres con pedigrí, delgadas y
despampanantes, como yeguas purasangre. Ella era más bien una plácida yegua de
tiro y de sangre muy poco azul.
Vio que él se
colocaba tras su escritorio y gesticulaba impaciente que comenzara a tomar
notas sin ni siquiera mirarla. Y se sentó con las piernas recogidas bajo la silla,
deseando que el corazón dejara de galoparle en el pecho y rogando que no se le
rajara la falda.
Nick Jonas se
quedó de pie tras su escritorio, con las manos hundidas en los bolsillos del
pantalón, y contempló la cabeza recatadamente inclinada de su nueva asistente.
Era de lo más irritante que Nick Jonas le hubiera obligado a rechazarla al
exigir un compromiso mayor de lo que él podía ofrecer en aquel momento, a
cualquier mujer.
me encanta está nueva nove... siguelaaaa plis.... esta geneeeal soy tu fan... escribes increibleeeee encerio hahaha no tardes plis!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarbesitos
=) hahaha
wiii nuevo cap me encanta ya esta nove es genialisima ¬¬ ok hehe y ADO wiii celos celos amo a nick celoso hehe :p sube prontico qrida pri son geniales tus noves cuidate bye
ResponderEliminarenecerio ahi la vas a dejar no seas mala y subi mas de esta nove y la de amantes de ocasion
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