sábado, 16 de julio de 2011

"Torridas Fantasías" Cap 26





—Tal vez. No lo sé. Tendremos que darle tiempo. ¿Y tú? ¿A cuántas mujeres has seducido en tu vida?
En realidad, no quería saber la respuesta, pero sentía curiosidad. Un hombre como Nick debía de tener muchas oportunidades.
—Soy yo el que hace las preguntas aquí. ¿Cuál es tu fantasía sexual favorita?
Miley abrió los ojos como platos.
— ¿De verdad crees que me podrían preguntar algo así?
—Podrían. Es mejor que respondas, por si acaso.
Miley consideró su respuesta durante mucho tiempo.
—No lo sé. Supongo que la estoy viviendo en estos momentos. No… Ésa no es una buena respuesta. Una enorme bañera llena de burbujas, una botella de champán y mi hombre favorito en la bañera conmigo.
—Muy excitante. Se han escuchado rumores de que te estás acostando con el guapo e inteligente director de cine Nick Jonas. ¿Qué te parecen sus películas?
—Las he visto todas al menos cinco o seis veces y creo que son fabulosas.
Nick soltó la carcajada. Evidentemente, había dado por sentado que ella le había contado una mentira. Sin embargo, era la pura verdad. Miley se preguntó si había llegado por fin el momento de confesarle la fijación que tenía con él desde hacía un año, desde el momento en el que lo vio en el aeropuerto. Tal vez se lo contara algún día, pero sólo cuando no tuviera ninguna consecuencia.
—Hemos oído también rumores de que él es realmente bueno en la cama. ¿Le importaría confirmar la veracidad de esta afirmación?
—No voy a confirmarlo ni a desmentirlo —dijo Miley —, pero lo que sí voy a decir es que sabe besar muy bien —añadió. Comenzó a deslizarle el dedo por el labio inferior—. ¿Quién te enseñó a besar?
—Di una clase.
—Hablo en serio. ¿Quién fue?
—Alison Stoner. Tenía trece años y yo once. Tal vez doce. Ella había besado a muchos chicos y, por alguna razón desconocida, centró sus atenciones en mí.
—Una chica inteligente.
—No. En realidad, yo era un muchacho delgaducho y feo. Llevaba aparato en los dientes y gafas. Además, me ponía unas zapatillas azules que a mí me parecía que eran muy chulas porque se parecían a las de los Power Rangers.
—No te creo.
—Es cierto. Un día, Alison se me acercó y me dijo que quería verme en el campo de fútbol. Yo me presenté pensando que me iba a pedir que le hiciera los deberes de Matemáticas o que le prestara mi cámara de vídeo. Sin embargo, ella se limitó a comerme a besos.
— ¡Qué guarra!
—Oh, sí. Me metió la lengua en la boca. Yo no sabía qué estaba haciendo, pero me dejé llevar. Muy pronto, aprendí lo que había que hacer. Nos reunimos tres días más y aprendí todo tipo de cosas.
—Y, después de eso, ¿pudiste conseguir a todas las chicas que querías?
—No. No besé a ninguna otra chica hasta que estuve en el instituto, pero cuando llegué a la universidad, mis posibilidades mejoraron notablemente. Crecí, me quitaron los aparatos, me pusieron lentillas y me cortaron el pelo decentemente. Me había convertido en un estudiante de cinematografía, por lo que me consideraban muy guay sin que yo tuviera que esforzarme mucho.
—Yo te habría besado. A mí no me besaron hasta la noche de mi primer baile del instituto. Fue Liam Hemsworth. Besaba fatal.
— ¿Quién te dio el primer beso que mereciera la pena?
—Tú. Cuando me besaste en el avión. Un beso debería ser… sorprendente. Emocionante y aterrador a la vez. Jamás debería ser corriente.
—Para ser la mujer que escribió Cómo seducir a un hombre en diez minutos, eres una verdadera romántica.
Miley se acurrucó un poco más contra él.
—A veces creo que es mi reacción a lo que tuvieron que pasar mis padres y de lo que yo fui testigo. Quiero creer, pero sé que estoy siendo demasiado idealista.
—Mis padres llevan treinta y cinco años casados —dijo Nick—. Aún siguen locamente enamorados el uno del otro.
—Tienen suerte —susurró ella. Entonces, besó a Nick rápidamente en los labios—. Bueno, tengo que decidirme sobre el vestido. Luego tengo que llamar a Katy y hablar con ella de la publicidad de mi libro.
—Está bien, pero quiero que hagamos planes para esta noche. Vamos a ir en tren a Nueva York para ver un partido de béisbol. Será una cita. Incluso te invitaré a cenar.
—Muy bien. Es una cita.
Nick se bajó de la cama y señaló un vestido verde claro de estilo imperio.
—Ése. Va muy bien con tus ojos —dijo. Entonces, agarró la revista que tenía en el suelo y salió de la habitación.
Miley tomó el vestido y se lo puso por encima. Se miró en el espejo y se dio cuenta de que él tenía razón. Hacía juego con sus ojos. Algunas veces, parecía que Nick sabía más sobre Miley Cyrus que ella misma. Aunque no había tenido intención alguna de abrirse tan completamente a ese hombre, había ocurrido de todos modos. Miley sospechaba que estaba más metida en aquella relación de que lo que había planeado en un principio.

 

—No he estado nunca en un partido de béisbol —dijo Miley —, pero los he visto por televisión y parecen entretenidos.
Estaba de pie junto a Nick, agarrada a la barra superior mientras el metro los balanceaba de un lado a otro. Él estaba agarrado a su cintura. Para un observador casual, el gesto sería protector, pero, en realidad, a Nick le gustaba tocarla, mantener el contacto físico con ella. Si no podía agarrarle la mano, le apoyaba la suya en la espalda o la agarraba del codo mientras caminaba.
Nick había visto cómo su padre hacía lo mismo durante años. Siempre le había parecido muy raro. Le parecía como si su padre no se fiara que su madre pudiera mantenerse en pie sola. Por fin, Nick se había dado cuenta de que no era eso. A su padre simplemente le gustaba tocar a su madre.
—Supongo que eso significa que no te gustan mucho los deportes.
—A Katy le gusta más la ópera y el ballet. Además, cuando estamos aquí en verano, siempre vamos a ver espectáculos de Broadway.
—Podríamos ir a ver uno. No es demasiado tarde.
—No, no. Tenemos una cita. Tú has elegido y a mí me interesa el béisbol. Sin embargo, pensaba que el equipo de Nueva York eran los Yankees.
—Nueva York tiene dos equipos, los Yankees y los Mets. El estadio de los Yankees está en el Bronx y el Shea Stadium en Flushing, en Queens. Yo crecí en Queens, en Rockaway Beach. Por eso, soy fan de los Mets.
— ¿Siguen viviendo allí tus padres?
—En la misma casa. Mi madre es maestra y mi padre trabaja para el departamento de parques y jardines.
—Debió de ser muy agradable tener una infancia normal, con recuerdos normales. Creo que, si yo tuviera hijos alguna vez, eso sería lo que querría para ellos. Todo eso de la fama resulta muy confuso para los niños. Yo jamás lo comprendí.
— ¿Cómo es eso?
—A la gente le interesaban mucho mis padres. Por dondequiera que íbamos, siempre había alguien que quería una fotografía o un autógrafo. Cuanto más en crisis estaba el matrimonio de mis padres, más fotógrafos nos seguían. Ella tenía que disfrazarse para poder llevarme a mí al colegio.
—Creo que tu madre podía haberse enfrentado a esa situación de otro modo, ¿no te parece?
 Miley se encogió de hombros.
—Ella decía que era parte de su trabajo. Que una estrella de cine estaba acabada cuando ya nadie quería hacerle fotos. Esto es lo normal —dijo ella mientras miraba por la ventanilla—. Ir a un partido de béisbol en el metro. Comer perritos calientes y palomitas. Tú podrías comprarme algo en la tienda del club. Y nadie nos sigue.
— ¿Qué te gustaría que te comprara?
—Una bandera.
—No hay problema. Puede que te compre también una gorra. Te convenceré para que te hagas de los Mets. No me gustaría que te inclinaras hacia el otro lado. Los Yankees tienen seguidores de sobra.
La estación de metro estaba justo enfrente del Shea Stadium. Descendieron rápidamente rodeados por una multitud de seguidores y entraron en el estadio.
—Esto es muy emocionante. ¿Nos vamos a sentar muy alto?
—No. Tenemos entradas para el lado de la tercera base —dijo él—. Con unos amigos —añadió—. En realidad, te voy a presentar a mis padres.
— ¿Que me vas a presentar a tus padres?
—Sé que debería habértelo dicho antes, pero no quería que creyeras que era muy importante, porque no lo es. Es sólo un partido de béisbol. Le regalé a mi padre cuatro abonos por Navidad y nadie utiliza los otros dos. No te preocupes. Les dije que iba a venir con una amiga. No he dicho novia ni nada por el estilo.
— ¿Y no crees que van a dar por sentado que estamos juntos?
—Lo que piensen no importa. Vamos tan sólo a un partido de béisbol y da la casualidad de que mis padres están sentados a nuestro lado. Les gusta el béisbol. Son personas agradables, Miley. Te prometo que te caerán bien.
La realidad era que quería presentarles a Miley a sus padres. Quería que supieran que él era capaz de conocer a una chica normal, que les gustara a ellos, no una de las típicas bellezas de Hollywood. Además, quería demostrarle a Miley que a veces los matrimonios sí duran para siempre, que había parejas que sí vivían los finales felices.
—Esto no es justo —protestó ella—. Deberías habérmelo advertido.
—Tú no eres radiactiva ni ellos caníbales o asesinos en serie. No te van a secuestrar ni a pedir un rescate por tu liberación. Como mucho, mi madre podría decirte que eres muy mona y mi padre te podría preguntar si te apetece una cerveza. Si eso es motivo de preocupación, podemos darnos la vuelta y regresar a casa.
Miley tardó sólo unos segundos en ver lo estúpidos que eran sus miedos. Cuando por fin cedió, Nick se inclinó sobre ella y la besó.
—Está bien. Ahora podemos ir a buscar nuestro asiento.
A pesar de que había mucha gente, Nick vio a sus padres inmediatamente. Los saludó con la mano, pero ellos no lo vieron a él hasta que los dos estuvieron prácticamente delante de sus progenitores.
—Hola —dijo.
Los dos se quedaron atónitos al verlo. Su madre esbozó inmediatamente una amplia sonrisa y le dio un abrazo.
— ¡Ya estáis aquí! —exclamó llena de alegría.
El padre de Nick lo abrazó también y le dio una fuerte palmada en la espalda.
—Tienes buen aspecto. Estás bronceado.
Miley permaneció en un segundo plano, pero Nick se dio la vuelta y le agarró la mano.
—Mamá, papá, ésta es Miley Cyrus. Miley, éste es mi padre, Paul Jonas y mi madre, Denisse Jonas.
Miley sonrió afectuosamente y extendió la mano.
—Hola. Es un placer conocerlos.
La madre de Nick le dio un amigable abrazo.
— ¿Miley, ha dicho? Bueno, Nick dijo que iba a venir acompañado, pero yo pensé que sería uno de sus amigos del barrio. Me alegra ver que se ha traído a alguien mucho más interesante.
La mujer entrelazó el brazo con el de Miley y se dirigieron juntas hacia la entrada.
— ¿Cuánto tiempo hace que os conocéis?
Nick permaneció al lado de su padre.
—Es muy guapa —dijo Paul.
—Sí. Y también muy lista.
— ¿Es algo serio?
—Aún no estoy seguro. Podría serlo.
—Bueno, no dejes que tu madre la asuste. Lleva mucho tiempo esperando este día. Cuando tenga a Miley arrinconada, no creo que vaya a querer dejarla marchar. Tal vez decida encerrarla con llave en el sótano y darle ensalada de pollo para comer. Cuando tenemos invitados, siempre prepara ensalada de pollo. Jamás lo he entendido.
Nick soltó una carcajada y recordó las palabras que le había dicho a Miley. Le había asegurado que sus padres no presentaban ningún peligro para ella, pero se había mostrado demasiado optimista.

2 comentarios:

  1. ME ENCANTO! eres genial :)
    siguemee si?? :)

    http://smileynileyniley.blogspot.com/

    bueno pero SIGUELAAA ESTA MUY BUENA :)

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  2. Ahhhhh me encaantho sis ahhhh supeeer esperoo pronthoo el siguienthee ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
    genealll ahhhhhhhhhhhhhhh

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