Nick hizo lo que ella le había pedido. Con mucho cuidado, sacó la hucha
de hierro que él le había descrito aquel día en Eastport, la hucha con la que
jugaba en casa de su abuelo.
—Espero que sea ésa.
—Lo es.
—Lo más gracioso de todo es que está fabricada en los Estados Unidos,
pero yo lo he encontrado aquí. Fue muy raro. Estaba sobre una estantería de una
tienda de Piccadilly. Yo ni siquiera estaba mirando en esa dirección. De
repente, la vi y pensé en ti. La pintura es la original. Eso es importante
porque así la hucha tiene más valor.
—Gracias. Entonces, supongo que aún sigues pensando en mí de vez en
cuando.
—Yo pienso en ti constantemente.
Con mucho cuidado, Nick retiró el embalaje de la hucha y la colocó sobre
la mesa.
—Muy bien. Ya no puedo más, Miley. Te amo. Creo que me enamoré de ti en
el momento en el que te besé en ese avión y no he dejado de hacerlo desde
entonces.
Miley lo miró fijamente, con los ojos como platos y las manos
entrelazadas sobre el regazo. Trató de mantener la calma, pero el corazón le
latía con tanta fuerza que le parecía que iba a hacerle estallar el pecho.
—Yo… no sé qué decir.
—Lo sé. Ha sido una gran sorpresa. Tal vez debería habértelo dicho más
despacio, pero sé lo que quiero y estoy cansado de perder el tiempo.
—Yo… simplemente no esperaba que me dijeras eso.
—Créeme si te digo que yo tampoco —confesó Nick. Se sentó al lado de
ella y le enmarcó el rostro entre las manos. Entonces, apretó la frente contra
la de ella—. No estoy seguro de qué significa esto, Miley. Tal vez no significa
nada, pero sé lo que siento. Si no nos volvemos a ver el uno al otro después de
esta noche, al menos habré dicho lo que quería decirte. Al menos ya lo sabes.
—Lo sé.
—Miley, estoy dispuesto a esforzarme. Haré todo lo que haga falta. Puedo
vivir en Los Ángeles o en Nueva York, donde tú quieras. Puedo trabajar en
televisión. Regresaré a casa todas las noches. Podemos encontrar una casa y
comenzar una vida juntos.
—No.
— ¿No a lo de la televisión o no a mí?
Miley se levantó de la cama y se dirigió al armario. Sacó un bolso de
cuero y rebuscó en un bolsillo hasta que encontró su álbum. Entonces, regresó a
la cama y volvió a sentarse.
—Quiero mostrarte algo —le explicó—. Tuve que hacer este álbum durante
las clases para superar el miedo a volar. Recortábamos fotografías de cosas que
nos hacían sentirnos felices, de cosas que queríamos en nuestras vidas. Así,
cuando estuviéramos en un avión, podíamos sacarlo y centrarnos en él —añadió.
Comenzó a hojear el cuaderno—. Aquí está. Aquí hay una foto tuya que recorté de
una revista.
Nick la miró asombrado.
—Es del estreno de mi segunda película.
—Sí. Es una de las pocas fotos tuyas en las que estás sonriendo. Eso me
gustó.
— ¿Y el hecho de mirar una fotografía mía hace que te resulte más fácil
volar?
—Sí. Pero no es sólo eso lo que quería decirte. Hice este álbum hace más
de un año y medio.
— ¿Y decidiste añadir luego mi foto?
—No. Está ahí desde el principio. Probablemente creerás que todo esto es
muy extraño y no te culparé si es eso lo que piensas, pero, dado que estamos
siendo sinceros, quiero decírtelo. Te vi en la sala de espera de un aeropuerto
un año antes de que nos conociéramos. Katy y yo nos dirigíamos a París. Ella se
acercó a ti y se presentó. Me señaló a mí y tú me miraste y me sonreíste. En
ese momento, yo me enamoré de ti. Me enamoré como una adolescente, lo que
resulta raro para una mujer de mi edad, pero así fue. Me pareciste el hombre
perfecto.
— ¿Sabía esto Katy?
—Sí. Lo adivinó por el modo en el que yo te estaba mirando. Por lo
tanto, su maquinaciones estaban más justificadas de lo que tú pensaste en un
principio.
Wow me encanto el capitulo, por fiin declaraon su amor eso me encanto, siguela por favor, haz un maraton porfaaavor siguela eres grandiosa!
ResponderEliminarEva!