domingo, 29 de enero de 2012

"The Wild Walk" Cap 53


—Sería agradable si aparecieras. Mis amigos en el club no te han visto en años.
Tus amigos en el club no dan una mierda por mí y lo sabes. Sólo quieres hacerme desfilar como si fuera algún magnífico premio para la feria del condado. No me acuerdo ni de la mitad de esas personas.
—No te haría daño ser sociable. Muchas de esas personas dan grandes cantidades al fondo de la beneficencia.
—Vine a verte a ti, no a ellos.
¿Billy no lo captaba, verdad? Nick empujó la puerta y regresó a la biblioteca con una sonrisa ocasional, sentándose junto a Miley y estirándose a por su café. Él se inclinó y presionó un beso ligero sobre sus labios, lo que hizo que el rostro de Miley se iluminara. Ella le sonrió, sus mejillas se sonrosaron.
Miley necesitaba sonreír más a menudo.
Billy fruncía el ceño. Otra vez. Que le dieran al viejo. Podía importarle menos a Nick si no le gustaba a Billy que él mostrara su afecto por Miley. Ya había tenido suficiente de la forma en que el hombre trataba a su hija.
—Además —dijo Miley, dirigiéndose otra vez a su padre, con una sonrisa maliciosa en la cara—. Prefiero quedarme aquí esta noche. Nick y yo iremos a la cama a follar.

Nick casi se atragantó con su café. La cara de Billy se puso completamente roja,mejillas se inflaron y Nick se preparó para hacerle resucitación cardiopulmonar.
Joder, el padre de Miley estaba enojado. Y Miley se echó hacia atrás con una sonrisa serena en el rostro.
En ese momento, él no creía que alguna vez pudiese amarla más.
—Estoy listo ahora si tú lo estás —dijo Nick, poniéndose de pie y tendiéndole la mano—. Ha sido un día malditamente largo.
Ella deslizó su mano en la de él.  
—Buenas noches, papá.
—Gracias por la cena, señor Cyrus —dijo Nick, envolviendo un brazo alrededor de la cintura de Miley.
Billy no dijo una sola palabra cuando Nick se giró y salió de la habitación con Miley. Cuando llegaron al pie de las escaleras la levantó en sus brazos. Ella dejó escapar un grito de alegría, riendo mientras él subía.
—Primera puerta a la derecha —dijo cuando llegaron al rellano.
Ella colaboró girando el picaporte de la puerta. Nick le dio un codazo para terminar de abrirla y encontró el interruptor de la luz, inmediatamente maldijo ante un exceso de rosa Pepto Bismol.
—Dios mío —dijo apoyando a Miley sobre sus pies.
—Lo sé. Repugnante, ¿no?
Él no tenía palabras. Una cama doble con cubrecama rosado lleno de volantes. Paredes rosadas en un color contrastante. La pantalla rosada, las cortinas rosadas. Los estantes rosados. Cada maldita cosa en la habitación era de color rosa.
—Realmente no esperas que duerma aquí, ¿verdad? Me despertaré castrado, mis pelotas marchitas.
Miley soltó una risita y envolvió sus brazos alrededor de él, presionando un beso suave en su boca.
—Creo que puedes manejarlo, machote.
—No lo sé. Me siento débil. Debo. Sentarme.
Ella soltó un bufido y empujó su pecho, luego se acercó al asiento de la ventana que estaba adornado, por supuesto, de gruesos almohadones rosados. Se sentó sobre él y lo miró.
—Solía pensar en ti mientras pasaba el tiempo aquí dentro.
—¿Ah, sí? —Enarcó una ceja y se acercó a ella.
Ella levantó los pies en el aire y juntó los tobillos.
—Sí.
—¿Quieres decir que fantaseabas sobre mí? —Él le agarró las botas y se las quitó, luego los calcetines. La ventana estaba medio abierta, trayendo una brisa suave que agitaba las cortinas de encaje en dirección a Nick.
—Eso es exactamente lo que quiero decir. Me sentaba aquí en mi asiento de la ventana todas las noches y escribía en mi diario sobre ese chico que me calentaba.
Él se quitó sus botas y luego abrió el botón de sus vaqueros.
—Chica traviesa.
—Escandalosa —dijo ella con una sonrisa descarada, abriendo la cremallera de sus pantalones vaqueros y levantando las caderas—. Apuesto que las criadas encontraron mi diario y lo leyeron.
Él tiró del dobladillo de sus vaqueros, bajándoselos por las piernas.
—¿Y qué leyeron ellas en tu diario?
Arrojó los pantalones al suelo, fascinado por las piernas esbeltas de Miley.
—Leyeron acerca de cómo se sentía estar junto a ti todos los días, sentir tu cuerpo duro rozar contra el mío. —Ella se quitó la camiseta, dejándose sólo un sostén y bragas color negro haciendo juego—. Acerca de cuánto deseaba que me tocaras. Pero no me tocabas, así que tuve que tocarme yo misma, fantaseando que eran tus manos sobre mí.
Se lo mostró tocándose con las palmas los montículos de los pechos, provocándolo con el deslizamiento de la punta de los dedos dentro de la tela del sostén para rozarse los pezones. La respiración de Miley se entrecortó y Nick sólo podía imaginar lo que ella estaba sintiendo. Estaba tocándose los pezones, endureciéndolos, sintiendo que esa sensación se disparaba entre sus piernas.
—¿Te tocabas aquí en tu habitación por la noche y pensabas en mí cuando lo estabas haciendo? —Se bajó el cierre de los vaqueros, asegurándose de tomarse tiempo, dado que Miley estaba mirando. Los empujó por sus caderas y los dejó caer al suelo. Su bóxer fue después y agarró su polla ya dura en la mano.
Miley se lamía los labios, la mirada fija en su pene. Ella movió una mano hacia sus bragas, dejando sus dedos a la deriva debajo de la tela de raso.
—Sí, Nick. Me he tocado a menudo pensando en ti.
Él se agarró con fuerza la polla y comenzó a acariciarse.
Ella extendió las piernas, hundiendo la mano completamente dentro de sus bragas.
—Me sentaba así en mi asiento de la ventana. Las ventanas estaban parcialmente abiertas y la brisa del verano entraba a raudales, ayudando a refrescar mi piel caliente. Me apoyaba contra la pared y tocaba mi coño, deseando que tú estuvieses aquí con tu mano en mis bragas.
Su polla saltó hacia adelante, sus pelotas se apretaron ante la visión que ella presentaba, tanto la actual como la pasada.
—Mi coño está muy mojado, Nick.
—Quítate las bragas. Déjame ver.
Ella se bajó las bragas, apartándolas a patadas, a continuación abrió las piernas, rozando los dedos sobre los labios de su vagina. Estos brillaban por la humedad en la luz suave que lanzaba la lámpara de mesa, haciendo que su coño se viera como adornado con cristales.
Los ojos de Miley estaban medio entornados mientras recorría con dos dedos esos labios dulces. Pasó los dedos sobre su vulva, tentándolo con sus movimientos, luego se los metió dentro. Miley separó los labios y respiró, metiendo y sacando los dedos entre los pliegues inflamados.
—Oh, sí. Me encanta verte tocarte. —Él apretó el agarre sobre su polla, masturbándose. Se acercó, necesitaba verla, aspirar el aroma almizcleño de su coño y observarla darse placer.
Con los dedos profundamente en la vagina, Miley presionó el talón de la mano contra su clítoris, levantando las caderas. Jadeando, lo miró con evidente deseo en los ojos, una mirada vidriosa que gritaba “fóllame ya”.
Exactamente el pensamiento de él. Pero primero iba a saborearla. Se dejó caer sobre las rodillas entre sus piernas extendidas, plantando los dedos contra los muslos para mantenerlos en su sitio. Sintió los músculos de Miley temblar allí y sonrió mientras bajaba hacia ella. El primer sabor fue caliente, especiado, su dulce crema manando contra la lengua mientras él la lamía desde el coño al clítoris. Miley dejó escapar un gemido y se resbaló en el asiento, aferrándose a las cortinas impolutas con un agarre mortal.
Nick deslizó la lengua dentro de la vagina, usando el pulgar para acariciarle el clítoris.
—¡Oh! ¡Oh, Dios, Nick!
Ella se corrió deprisa, los ojos bien abiertos mientras se sacudía con fuerza contra la cara de él y trababa el coño contra su boca. Nick la lamió hasta que su temblor se apaciguó, luego se puso de pie, sacándola bruscamente del asiento de la ventana y tomando su lugar, la colocó a horcajadas sobre él. Ella se instaló sobre él, deslizándose sobre la polla inflamada con un quejido de placer.
Comenzó a cabalgarlo.
—Esto es lo que deseaba, con lo que he fantaseado todas esas noches cuando me sentaba sola aquí en mi cuarto —dijo ella, la voz ronca y áspera—. Pensaba en todas las formas diferentes en que me besarías, me desnudarías, harías el amor conmigo. No tienes idea de lo mucho que lo deseaba.
Sí, la tenía, porque él deseaba lo mismo.
Ella se inclinó sobre él y enredó los dedos en su pelo, acercando bruscamente la cara de Nick hacia la de ella y cubriendo su boca con la suya. Lamió su propia crema de sus labios, su lengua limpiando los labios de Nick antes de sumergirse entre ellos.
Él le aferró las caderas, ajustando el ritmo de ambos, levantándola y a continuación bajándola con fuerza sobre su polla. Estaba resbaladiza, meciéndose hacia adelante y hacia atrás contra él, deslizándose sobre sus pelotas hasta que Nick apretó los dientes para evitar estallar dentro de ella.
—Yo solía fantasear contigo, también —dijo él, soltando sus caderas sólo el tiempo suficiente para llegar a sus pechos, acunarlos en las manos y usar los pulgares para rozarle los pezones.
Ella gimió.
—¿Lo hiciste?
—Sí. Te deseaba. Eras todo lo bueno y puro de mi vida en aquel entonces. Tan dulce, tan inmaculada. Me masturbaba pensando en tus sexys piernas con esas faldas cortas que usabas, preguntándome qué tipo de bragas llevabas y fantaseando con tirarte sobre el capó de mi auto y comerte el coño hasta que gritaras.
—Oh, Dios —susurró ella—. Me hubiera encantado eso. Todavía me encantaría.
Él se levantó, enterrando profundo su polla.
—Recuérdame hacerlo más tarde. —Porque en este momento ya no podía pensar. Sus pelotas se tensaron y necesitaba correrse dentro de Miley. Deslizó las manos entre las piernas de ella y rasgueó su clítoris. Ella echó hacia atrás la cabeza, sus músculos se tensaron, se sacudió y comenzó a estremecerse. Su coño le apretaba la polla con tensos espasmos mientras ella se corría con fuertes gritos, clavándole las uñas en los hombros.
Eso fue todo lo que pudo resistir. Nick se dejó ir, descargándose dentro de ella con un gemido trémulo, aferrándole las caderas y oprimiendo su coño contra él hasta que estuvo vacío.
Miley apoyó la frente contra la de él, su aliento cálido jadeante contra su mejilla.
—Esto fue mejor que cualquier cosa que alguna vez escribiera en mi diario —dijo ella.
Él se echó a reír.
—Me alegra oír eso. Fue algo pervertido follarte aquí, sabiendo que tuviste todas esas fantasías sobre mí.
Ella sonrió y lo besó.
—Tuve un montón de fantasías.
Envolvió las manos alrededor de sus nalgas y la levantó, llevándola hacia el cuarto de baño contiguo, el cual, gracias a Dios, no era rosado. Se ducharon juntos, Nick le enjabonó cada centímetro del cuerpo. Él no se cansaba de pasar las manos sobre su piel, asegurándose de dedicar tiempo a masajearle los hombros hasta que había soltado los nudos de tensión que su padre había puesto allí. Cuando terminaron, se secaron y cayeron en la cama. Miley se recostó al lado de Nick con la cabeza encima de su hombro.
—Tu papá es un idiota —murmuró contra su pelo.
Ella se echó a reír.
—Sí, lo es.
—Te lastima con sus palabras. Me gustaría patearle el culo.
—No te molestes. Solía hacerme sentir insegura. Nunca me sentí como si pudiese estar a la altura de sus expectativas, pero finalmente lo superé cuando me di cuenta que, sin importar lo que hiciera, no lo complacería. Ya no tiene el poder de lastimarme. Soy inmune.
A él todavía le gustaría hacerle pagar al viejo por lastimarla. Se tendió allí por un rato, abrazándola y escuchando los sonidos de la noche, tratando de averiguar cómo iba a decir lo que necesitaba decir.
—Lo siento —finalmente susurró Nick.
—¿Por qué?


2 comentarios:

  1. WOW!!! primera vez qe veo la serie y me ha fascinado, me gusto mucho mucho, muero por el siguiente cap. Muy hoy por supuesto, muy de ti ;) Odio a los padres como los de Miley... pero al menos Nick está con ella! :D
    Muero por el siguiente c:

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  2. wooooow hasta aqui lei y no pudeo mas tengo que comentar encerio me encantootodos los capisss y espero que nick y miley este juntos por siempre.besoos

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SI TE GUSTO MI CAPI ME DEJAS UN LINDO COMENTARIO!!! GRACIAS... BESITOS♥♥ VUELVE PRONTITO!!!♥