domingo, 29 de enero de 2012

"The Wild Walk" Cap 51


Ignorando su comentario, besó a su padre en la mejilla, luego se giró hacia Nick.
—¿Seguro que recuerdas a Nick Jonas, no es así, papá?
Las cejas Cyrus se levantaron a la par y luego el ceño fruncido volvió.
—Ah. Jonas. Sí, de hecho lo recuerdo muy bien.
Por lo visto, no afectuosamente por el aspecto de su rostro.
—Yo también lo recuerdo. La última vez que nos encontramos estaba arrastrando a su hija fuera de mi garaje. —Eso fue una semana antes de que Nick tomara la virginidad de Miley, aunque no sería una buena idea contar esa historia a Billy Cyrus.
— Miley tenía otras cosas que hacer además de desperdiciar su tiempo en un garaje sucio y grasiento, merodeando en torno a coches rápidos y motocicletas.
Miley resopló.
—Y mírame ahora, montando el asiento trasero de una Harley.
¿Sólo había sido tan osada por el comentario del anciano, verdad?
—Bien, pasen —dijo Billy con un suspiro—. ¿Se quedará también, Jonas, o sólo vino a dejar a Miley?
—Él va donde yo voy, papá.
Miley otra vez aferró la mano de Nick y fulminó con la mirada a su padre que sólo atinó a saltar rápidamente sobre la alfombrilla de bienvenida. Realmente Nick tuvo trabajo para contener su risa. Si Miley pensaba que sus sentimientos podían ser heridos por un esnob como Billy Cyrus, entonces tenía mucho que aprender sobre él. La gente como Cyrus nunca podría hacerle daño, porque a él no le importaba lo que ellos pensaran.
El interior de la casa era aún más elegante que el exterior, era la clase de lugar al que uno nunca pensaría en traer a niños pequeños. ¿Miley había crecido aquí? Él no podía imaginar correr salvaje y libre en un lugar como este, con floreros frágiles ubicados en las mesitas y chucherías de aspecto caro por todas partes. Ni una mota de polvo y nada fuera de su lugar. Todo era frío, austero y de apariencia malditamente cara.
Miley le apretó la mano.
—¿Asquerosamente pretencioso, verdad? —Susurró ella mientras seguían a su padre por el largo vestíbulo.
—No parece un lugar al que llamarías hogar.
Ella se encogió de hombros.
—Mi habitación es más acogedora.
Fueron escoltados a una habitación, Miley le explicó que era la biblioteca. Tenía sentido ya que estaba llena de libros. Del suelo al techo se alineaban estantes para libros en cada pared, con excepción de una chimenea de piedra que ocupaba una pared entera. Un sofá de cuero y las sillas a juego estaban reunidos delante de la chimenea. Billy los invitó a sentarse.
—¿Desean alguna bebida? —Preguntó Billy, cuando una mujer diminuta entró en el cuarto.
—¿Nuevo personal? —Preguntó Miley —. Puedo conseguir mi propia bebida, gracias.
Otra vez aquel ceño fruncido.
—Tenemos criados para hacer eso.
Miley despidió a la criada.
—Estoy segura que tienen muchas cosas que hacer. —Ella se dirigió a Nick—. ¿Qué te apetece?
—Whisky. —Él realmente no quería un whisky, sólo imaginó que esto irritaría al padre de Miley y la haría feliz a ella. Y lo hizo. Ella le dio la espalda a su padre y sus labios se curvaron. Y Billy Cyrus frunció el ceño de verdad. Miley le sirvió dos dedos de whisky sobre algo de hielo y otra copa para ella, luego se sentó en el sofá junto a Nick. Prácticamente sobre Nick, ella se deslizó así de cerca, causando otro ceño de Billy.
—¿Así que, qué les trae por aquí? —Preguntó él.
Miley se encogió de hombros.
—Nick y yo estamos viajando en su moto.
—¿Por todo Chicago en esa cosa? —Preguntó él, lanzando una mirada ceñuda en dirección a Nick.
—Sí, por todo Chicago. Hemos hecho bastantes paradas también y lo hemos pasado en grande.
—Las motocicletas son peligrosas.
Él aún apuñalaba con la mirada a Nick. Nick aún lo ignoraba.
Así, como por lo visto, lo hacía Miley.
—Y como habíamos llegado tan al sur y estábamos en el vecindario, pensé en detenernos brevemente y visitarte por un día.
Billy finalmente arrastró su mirada venenosa lejos de Nick y la centró de nuevo en Miley, cambiando inmediatamente su comportamiento. Sonrió, sus rasgos faciales se relajaron, su voz fue más suave.
—Me alegro que lo hayas hecho. No te veo lo suficiente.
—Mi trabajo me mantiene ocupada.
—Podrías hacer el mismo trabajo aquí en Dallas.
—¿Para que puedas seguir entrometiéndote en mi vida e interferir como hiciste cuando estaba en la policía? No, gracias.
Billy levantó la barbilla y resopló.
—Nunca interferí en tu vida o en tu trabajo.
—Ah, por favor, papá —dijo Miley, poniendo los ojos en blanco—. Hiciste todo lo posible salvo que me despidieran.
—Elegiste una línea muy peligrosa de trabajo. Me aseguré que estuvieras a salvo.
—Metiste las narices.
Nick se recostó y se puso cómodo mientras esos dos discutían una y otra vez. Esto era interesante y disfrutaba de ver a Miley irritada, sobre todo si esto significaba enfrentarse a su viejo, algo que no había hecho lo suficiente cuando era una adolescente. Si él no hubiera sido uno más del montón ciertamente Billy Cyrus podría haberlo mandado de una patada a la cárcel, así lo había insinuado el día que pisó el garaje y arrastró a Miley, afirmando que ella era demasiado buena para andar con un perdedor como Nick.
No es que discrepara con el anciano en ese entonces.
Al día siguiente Miley había regresado al garaje, inclinándose sobre el capote del coche en que Nick seguía trabajando, jurando que su padre no dictaría los términos de su vida, que no la obligaría a asistir a una universidad a la que no deseaba ir.
Y luego proclamó categóricamente que el infierno se congelaría antes que unirse a la compañía de su padre. Le dijo a Nick que tenía la intención de vivir su propia vida como le placiera y no según los caprichos de su padre.
Nick no había creído que ella fuera bastante fuerte para romper el puño de hierro con el que Billy Cyrus la presionaba. Siempre le había dicho que fuera ella misma, que se defendiera y no dejara que su padre la guiara al son de una cadena, pero no creyó que realmente lo haría.
Él se había equivocado. Le hubiese gustado estar allí cuando Miley había enfrentado a su padre y rechazado asistir a la universidad de su elección, así como negarse a participar en su negocio, para en cambio optar por la criminalística. Apostaba a que Billy Cyrus estuvo cerca de la apoplejía ese día.
—No importa cuánto lo discutamos, papá —dijo ella finalmente—. No regresaré. Me gusta mi trabajo en Chicago y tengo la intención de quedarme allí.
Interesante. Nick se preguntó si realmente ella quería decir eso o si lo había dicho para acicatear a su padre.
Su padre no tuvo la oportunidad de responder, porque un criado apareció en el umbral.
—Las habitaciones de la señorita Cyrus y su invitado están listas.
Billy asintió y miró de nuevo a Miley.
—Tu cuarto es el mismo de siempre —le dijo a Miley —. Hemos preparado un cuarto de huéspedes para Nick.
Miley resopló.
—Totalmente innecesario, papá ya que Nick dormirá en mi cuarto conmigo.
Chispas.
Billy se puso en pie, su cara era sombría.
—Eso es inaceptable.
Miley también se puso de pie, cruzando los brazos.
—Ahora soy una adulta y puedo tomar mis propias decisiones. Si tienes problemas con eso, Nick y yo podemos marcharnos.
Nick todavía disfrutaba del espectáculo y no tenía intención de involucrarse. Además, Miley lo estaba manejando genial y no necesitaba que interfiriera en su momento de triunfo sobre su padre.
— Miley —dijo su padre, con voz áspera—. No toleraré que compartas una cama con…


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