—Una herida superficial en la mano. Se oculta en una zona segura donde tenemos personas que lo han atendido bien.
—Entonces está bien —dijo Nick.
Grange asintió.
—¿Qué es una zona segura? —Preguntó ella.
—Tenemos puntos establecidos alrededor del país. Lugares en que nuestros contactos pueden acudir para estar seguros, donde pueden conseguir ayuda si es necesario. Eso es seguro y él está a salvo allí.
—Bien. Eso está bien.
—¿Alguna idea de quién le disparó? —Preguntó Nick.
Grange negó con la cabeza.
—No. Regresaba de una reunión cuando un SUV negro se detuvo junto a su coche y comenzó a dispararle. Intento descarrilar su auto de la carretera.
—Creí que se había ido en su barco —comentó Miley.
—Él dejó el barco al llegar al pueblo —dijo Nick—. Un coche de alquiler lo esperaba allí. Tenía reuniones con el gobierno.
—Ah. —Tanto más porque no sabía nada sobre esos asuntos de gobierno.
—Probablemente creyeron que él tenía el virus —continuó Nick—. Lo que significa que nos escamotearon la posición de Tom y supusieron su punto de contacto.
—Tal vez —dijo Grange, luego miró a Miley —. O que lo conocían por alguien que los alertó.
—No, hombre, te equivocas —dijo Nick.
Miley sacudió la cabeza.
—No contacté con nadie. He estado con Nick desde lo del museo.
Grange no parecía convencido.
—Te drogó, tomó el virus y tuvo acceso a tu teléfono móvil mientras estabas drogado.
—También regresé con él. —La irritación pinchó sus terminaciones nerviosas. No le gustaba ser acusada. ¿Estaba allí, verdad?—. Estuve con él anoche y esta mañana.
—Podrías estar reuniendo información sobre los Moteros Salvajes.
Ella puso los ojos en blanco.
—Oh, por el amor de Dios. Comprueba el móvil de Nick. Las únicas llamadas en entrar o salir son las suyas. Muy fácil de verificar.
Nick tiró su teléfono a Grange.
—¿Lo comprobaste? —Preguntó Grange.
Nick lo negó.
—No lo necesité. Confío en Miley.
Una ola de calor se extendió por ella. Nick ni siquiera lo había comprobado.
Dios, amaba su confianza en ella.
—Lo siento, pero no me basta con eso —dijo Grange. Se puso de pie y abandonó el cuarto con el teléfono de Nick en la mano.
—No lo tomes como algo personal —dijo Nick—. No te conoce y necesita estar seguro de que puede confiar en ti.
—Lo entiendo. —Ella bajó la mirada hacia sus manos.
Nick agarró una, haciendo círculos en el centro de su palma con el pulgar. La sensación se disparó hasta su entrepierna. A pesar de la tensión y su falta de intimidad, él aún podía encenderla. Estaba asombrada por su conexión con Nick.
—Gracias por creer en mí. Y no usé tu teléfono.
Nick sonrió.
—Lo sé.
Su confianza en ella hizo que se sintiera culpable por no haber confiado en él todo este tiempo. Estaba casi avergonzada por no creerle cuando se lo pidió a inicios de esta aventura. Pero por otro lado, existió desconfianza por ambas partes, ¿no es así? Diez años de separación los habían cambiado de muchas formas. Aún no podía reconciliar al Nick que conoció hace todos esos años con el hombre que se sentaba a su lado en ese instante. Un agente del gobierno. Nunca lo hubiera imaginado.
—El teléfono está limpio —dijo Grange cuando regresó—. Todas las llamadas de entrada y salida han sido verificadas. —Él le devolvió el teléfono.
—Te lo dije —dijo Nick.
—Debía estar seguro —le dijo Grange a Miley.
Ella asintió, sin estar segura de lo que debería decir en respuesta.
Grange no la conocía en absoluto, por lo que era obvio que no confiaba en ella. Y Nick había violado su juramento de secreto sobre los Moteros Salvajes y le había contado todo sobre ellos. Bien, no tanto así. Ella en realidad no lo sabía todo.
—Muéstrale la casa. Preséntala a los chicos. Luego descansen —dijo Grange—. Necesito unas horas para conseguir algo de información. Nos reuniremos de nuevo esta noche y con suerte tendremos algo más con lo que trabajar después que tenga la oportunidad de hacer unas llamadas.
Nick arqueó una ceja, luego asintió y se levantó.
—Ven —le dijo a Miley.
—Por allí hay más oficinas —dijo mientras salían de la oficina de Grange. Nick señaló a la derecha donde había dos puertas cerradas—. Sobre todo para artilugios tecnológicos y suministros.
Miley sintió que la observaban. Cuando miró hacia arriba, se dio cuenta por qué. Varios hombres de aspecto asombroso miraban detenidamente sobre el pasamanos hacia ella.
—Sexy —oyó que decía uno de ellos.
—Ignóralos. Conocerás a los otros en un minuto —dijo Nick, guiándola hacia la cocina—. ¿Qué tal algo para beber?
¿Evitaba llevarla arriba para que conociera a los demás?
Eso era… interesante.
—No tengo sed.
—Bien yo sí.
Nick entró en la cocina y abrió el refrigerador, agarró una soda y la destapó con un sonoro pop, ofreciéndosela a ella primero. Miley se encogió de hombros, tomó un sorbo y luego se la devolvió. Él se apoyó contra la encimera y bebió un gran trago.
Miley supuso que Nick no tenía prisa en hacer las presentaciones.
—Cuéntame algo de esta casa.
—Le entregaron esta mansión a Grange y le asignaron formar a los Moteros Salvajes después que se le ocurriera la idea de robar de regreso bienes importantes del gobierno que no pudieran ser recuperados bajo… los medios más convencionales y legítimos.
—Ah. Así que todo esto fue idea del general Lee.
Nick sonrió ufanamente.
—Sí.
Ella apartó una silla de la mesa de cocina y tomó asiento.
—¿Cómo se le ocurrió?
—Sobre todo por frustración. Estaba involucrado con los de Justicia Militar y si crees que el sistema judicial civil es una putada, el sistema de justicia militar es aún peor.
Miley frunció el ceño.
—¿Qué quieres decir?
ahhhh nena me encanto o shii ut osita quiere maaaaas ahhh plisss
ResponderEliminarwow me encanto esta increible
ResponderEliminarsiguelaa !
besooos :D
woow me super encanto el capis ya quiero leer el proximo seguila plis que me encanto!!!cuidate besoss.
ResponderEliminaratte male
ssssssiiiiiiiii...me encantooo pliss sube mas de esta nove que me encanta....
ResponderEliminarpor fin pude comentar....yeeaahh!!!
encerio coraaxoon..me encanta...no puedo esperar astaa quee subas eel otroo capii espero y no tardes...
te amo coaaxoonn...!!!!
biieee...