martes, 20 de septiembre de 2011

"The Wild Walk" Cap 15




Y en nada consolaba a su polla palpitante.
Ella se meneó para arreglarse la ropa y luego lo miró. Dios, estaba increíblemente hermosa con su pelo despeinado y los labios entreabiertos. Un rayo de luz de la luna brilló sobre ella, haciéndola ver como un ángel salvaje que hubiera bajado a visitarlo.
O mejor dicho como una tentadora diablesa enviada a robarle el alma.
Ella alcanzó la hebilla de su cinturón pero él puso la mano sobre la de Miley.
—No.
Ella frunció el ceño.
—Déjame hacerlo para ti. —Echó un vistazo a su erección.
— ¿Intentando distraerme otra vez para que así puedas continuar buscando el vial?
Con una sonrisa sardónica, ella negó con la cabeza.
—No, intento que te corras.
Se estremeció con el pensamiento. Era tentador, pero no era una buena idea. Necesitaba todo su ingenio y ya lo había perdido una vez.
—Estoy bien, nena. Pero gracias. Sólo quédate aquí conmigo y descansa un poco.
—No te ves bien. Te ves duro.
Realmente lo tentaba. Cuán fácil sería dejarse ir.
— Miley, puedes ver cuán malditamente te deseo. Pero esta tienda de campaña es pequeña y todo lo que quiero esta noche es que estés bien. Ahora relájate. Tendremos tiempo después. Ahora durmamos un poco.
Miley frunció el ceño, pero no dijo más, sólo rodó a su lado, tiró la chaqueta y la manta sobre ellos antes de acurrucarse contra Nick con un hondo suspiro. Bueno, al menos ella había conseguido un pequeño alivio. Francamente, estaba sorprendido  de que hubiera seguido su sugerencia. Joder, estaba sorprendido por muchas cosas. Quienquiera que Miley Cyrus solía ser, ya no era la mujer con la que se había topado esta noche. La Miley de hace diez años nunca habría frotado su coño contra su polla y se habría dado placer a sí misma. Lo había dejado boquiabierto con sus  movimientos atrevidos.
Así que era patente otra vez, que no sabía una maldita cosa sobre la Miley actual, ¿verdad? Debía dejar de pensar en ella como la muchacha tímida y virginal de antaño. Esa muchacha se había ido. En su lugar estaba la competente y rompe-bolas ex policía convertida en detective privada. Una que deseaba entregarlo por ladrón. Una que deseaba robarle el virus.
La observó, lamentando no poder ahondar en su mente y hablar realmente con ella. Pero eso implicaría expresar cosas que él no podía. No en ese momento y quizás nunca.
Su respiración era profunda y uniforme, señalando que se había quedado dormida. El orgasmo había funcionado. Miley había necesitado correrse. Él también. Pero Nick no siempre conseguía lo que deseaba y lo que realmente había deseado esta noche era a Miley. Lo que siempre había deseado era a Miley.
¿La abnegación formaba el carácter, verdad?
O al menos una noche larga e insomne.


Miley despertó temprano, su cuerpo estaba medio tumbado sobre el de Nick.
Se sentía fría, entumecida y completamente cabreada por su comportamiento de la noche anterior.
Estaba tras el virus y el móvil. O incluso el arma de Nick. En cambio, había conseguido un orgasmo. No el vial, el móvil o el arma. Ni siquiera su libertad.
Pero si, había conseguido un clímax infernal. Luego se había desmayado en sus brazos. Y esta mañana aún era su prisionera.
Puf. Sí que era una resistente detective privada. Jodida forma de hacer tu trabajo, Miley.
Lo extraño era que no sentía ninguna vergüenza. Nick se lo había ofrecido, ella lo había necesitado, así que ¿por qué diablos no debería haberlo tomado? Su ansiedad se elevó hasta nivel del grito y realmente había ansiado un orgasmo que la indujera a chillar. Podría no haber gritado, pero vaya que si había gemido con su liberación.
Concedía que no había sido lo mismo que si la polla de Nick se enterrara profundamente en ella, pero lo que su cuerpo deseaba y lo que conseguía eran dos cosas diferentes.
Además, no tenía ningún asunto que desenterrar de su pasado con Nick, al menos no emocionalmente. ¿Físicamente, pues por qué no? Ambos eran dos adultos en común acuerdo y ella ya no era una adolescente de ojos conmocionados. Había madurado desde la última vez que habían jugado este juego. Ahora podría manejarlo. La parte lógica de sí misma sabía que Nick y ella no tenían ningún futuro más allá del tiempo que pasarían juntos. ¿Por qué no usarlo de la misma forma en que Nick la había usado hacía diez años? Él era genial en la cama, sabía usar su boca y sus manos. Miley nunca había tenido orgasmos mejores que los que había tenido con él. Incluso la noche pasada había sido malditamente espectacular y él no había hecho nada más que yacer allí mientras ella se movía sobre él y frotaba su clítoris contra su pene.
Su cuerpo se calentó con el recuerdo, deseaba mucho más que eso.
Resiste. Ahora no era el momento. Se requería fineza y un poco de maña. Eso significaba que Nick tendría que esperar. Y ella también.
—Esta mañana estás ensimismada en tus pensamientos.


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