domingo, 25 de septiembre de 2011

"Three weeks in Athena" Cap 24




Una mano fuerte le hizo girarse tan rápido que perdió el equilibrio y se vio de bruces contra el pecho de Nick, mirándole casi sin resuello. Al darse cuenta de lo que sucedía, se separó iracunda.
–Me vuelvo al hotel. Estoy cansada.
–Pues yo no. Y aún no hemos terminado aquí.
–Es un evento social. No me necesitas para trabajar.
–Pero sí que...
Nick se contuvo. Había estado a punto de escapársele que sí la necesitaba. Pero ella tenía razón. No la necesitaba por un tema laboral. Entonces, ¿por qué? ¿Se había acostumbrado a su presencia calmada y perspicaz? ¿La había echado de menos durante la cena?
Tomó la única decisión posible.
–De acuerdo, entonces te acompañaré de regreso.
A Miley se le dispararon todas las alarmas.
–¡No! –exclamó y quiso suavizarlo–. Quiero decir, quédate. No quiero apartarte de...
«... esa rubia con quien parecías pasártelo tan bien».
Pero él, en su habitual arrogancia, la había tomado del brazo y estaba conduciéndola al exterior, donde por arte de magia su coche estaba esperándoles.
–De verdad, deberías quedarte –insistió ella una vez dentro del coche.
Él esbozó una sonrisa seca y se recostó en su asiento, estudiándola con la mirada.
–¿Eso crees?
Miley se revolvió inquieta. Había algo intangible pero palpable entre ellos.
–Sí –afirmó con voz temblorosa–. Evidentemente tienes gente con la que... hablar.
Él hizo una mueca de desagrado al recordar a Delta Goodrem intentando atraparlo entre sus garras. La guapa y rica divorciada le había ofrecido si deseaba una aventura mientras estaba en Atenas. Antes, tal vez le habría tentado aquel sexo sin ataduras, pero ya no. La única mujer a la que deseaba se hallaba sentada a su lado. Él ya no podía imaginarse sexo con nadie más.
–Te equivocas, Miley –dijo con voz grave–. No hay nadie con quien quiera hablar y estoy encantado de acompañarte de regreso.
Miley contuvo su respuesta y se giró hacia la ventanilla con una mezcla de temor y emoción por sus venas al recordar la última vez que él había insistido en acompañarla a su casa.


Enseguida llegaron al hotel. Miley se bajó poco elegantemente del coche antes de que le abrieran la puerta, pero su intento fue inútil: Nick la alcanzó fácilmente y la agarró del brazo, llevándola así hacia los relucientes ascensores.
Se subieron a uno y Miley se mantuvo apartada de él. Casi se desmayó al oírle decir:
–¿Recuerdas la primera vez que coincidimos en un ascensor?
Conmocionada y aterrada, ella lo miró... dándose cuenta de que había sido un error. Él fijó la vista en el panel de botones.
–Graciosamente, el día que entraste en mi despacho para el puesto de asistente lo recordé. Vívidamente –añadió él mirándola.
Miley creyó que iba a desmayarse. Negó con la cabeza.
–No –murmuró, pero no podía mentir–. Es decir, sí. Recuerdo que usaste el ascensor de los empleados, poco más.
El corazón se le había acelerado al recordar lo firme que le había parecido el cuerpo de él. Igual que el otro día dentro del coche.
Las puertas del ascensor se abrieron y Miley vio a Nick pasar a su lado con gracilidad, pero a ella no le sostenían las piernas. Como no conseguía abrir la puerta de lo nerviosa que estaba, él le quitó la tarjeta-llave y abrió sin ningún esfuerzo.
–¿Quién iba a decir que eras una mentirosa tan consumada, Miley Cyrus?
Ella se giró hacia él furiosa.
–¿Qué se supone que significa eso?
Él también había entrado en la habitación y, cuando cerró la puerta, Miley se aterró.
–¿Y qué se supone que estás haciendo aquí?


1 comentario:

  1. aaaaaaaahhhh jejeejje estuvo genialisimooo jejejjeje :D aahh me re gustooo

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