"Schmale Plätze" Cap 2

A ella la enloquecían los hoyuelos.

“Parece ser todo”. Él le guiñó un ojo y sonrió.

Mientras terminaba de incorporarse, Miley obtuvo una vista metálica de los músculos abdominales y los muslos duros como roca.

“Sí, lo es”. Aunque nadie podría adivinar cómo iba a saberlo cuando ni siquiera estaba mirando. Se había venido babeando por él, a la distancia, desde que ella se mudó al edificio hacía seis meses. El plano corto era incluso mejor que los vistazos desde el otro lado del vestíbulo.

¡Vamos idiota! ¡Es tu oportunidad! No la desperdicies.

“Miley Cyrus, vivo en el 2217”. Extendió la mano para saludarlo.

“Nick Jonas, vivo en el pent-house”, dijo él y su mano envolvió la mucho más pequeña de Miley. Otra explosión de calor la golpeó con fuerza.

“¿En serio?”. Como si no lo supiera. “Debe tener una excelente vista del río desde allá arriba”.

Antes de que él pudiera responderle, las luces se apagaron y el elevador quedó a oscuras. Miley se tambaleó contra Nick cuando el elevador se detuvo con un chillido. La parte del cuerpo de Miley, que no sintió vergüenza de echar a Nick contra la pared, suspiró de apreciación femenina ante su pecho de acero.

“¿Está bien?”. Su profunda voz le susurró al oído, le envió escalofríos por la columna e hizo que sus labios vaginales se hincharan y humedecieran. “Debimos haber perdido energía por la tormenta. El generador de emergencia tendría que activarse pronto”.

Miley esperó que se tomara su tiempo. Podría permanecer presionada contra su pecho en la oscuridad toda su próxima reencarnación.

    Será mejor que el generador se active rápidamente. De lo contrario Nick estaría en graves problemas. No podía creer su mala suerte. De todas las noches en las que podía quedar atrapado en un elevador con la bomba castaña, tenía que pasarle una noche de luna llena. Cualquier otra noche habría podido controlarse, pero esta noche, el sólo verle el corpiño blanco de encaje que se translucía a través de su camisa era suficiente como para incitarle la transformación.

Sentir esos pesados senos contra el pecho tampoco lo estaban ayudando a controlarse.

Un sacudón acompañado por un chillido la mecieron contra él aun con más fuerza, y Nick apretó los dientes para reprimir la tentación de frotarle la verga, que comenzaba a endurecérsele, contra la suave área púbica. Las luces de emergencia titilaron y se encendieron cuando el ascensor comenzaba a subir nuevamente.

Él le miró los ojos sorprendidos color verde desde arriba.

“Ya está, ¿ve? Ningún problema”.

De mala gana, él la separó de su cuerpo e intentó no mirarle fijo los picos endurecidos de los pezones. Ya le había resultado lo suficientemente difícil no comerle el trasero con los ojos cuando ella se había inclinado para recoger el contenido de su cartera. Tal vez, el lugar más seguro para mirar era el techo.

Sus fosas nasales se ensancharon cuando atraparon la esencia de los jugos de su concha mezclados con la lluvia y el aroma a jazmín. El viaje hasta el pent-house nunca antes le había parecido tan largo.

“Parece que se está tomando más tiempo que lo normal, ¿no?”. La voz de Miley fue espesa y algo áspera; eso le envió más sangre a la verga.

“Tal vez esté funcionando con la mitad de la energía, o algo así”. Nick no tuvo la intención de sonar tan cortante, pero cada vez le costaba más reprimir su instinto de averiguar qué tan excitada estaba Miley.

Tal vez, ella podría ocultar su excitación de un hombre normal, pero no de él.

¡Y lo estaba volviendo loco!