jueves, 15 de septiembre de 2011

"Three weeks in Athena" Cap 20



Todas las negativas racionales de Miley se fundieron bajo la llama de un deseo tan profundo que no pudo ni cuestionarlo. Lo único que sabía era que Nick estaba besándola, apuñalándola con su lengua con implacable precisión, y ella lo deseaba así. Sus senos se aplastaban contra el pecho de él, sus manos se perdían en su musculoso cuerpo y el acelerado latido del corazón de él apremiaba el suyo propio.

Lo abrazó por el cuello, hundiendo los dedos en su cabello. Él gimió sin romper el beso, perdido en un mundo de sentidos y sensaciones deliciosas. Miley sintió que él la tumbaba sobre el asiento y se colocaba sobre ella y gimió de aprobación.
Lo único que importaba era aquel momento. El sentido común se había evaporado. Igual que el mundo exterior. Aquél era su mundo y ese hombre lo único en él. Su enorme cuerpo la aplastó contra el asiento y ella deslizó sus brazos bajo la chaqueta para sentir sus anchos hombros.
Él se apartó de su boca y continuó hacia su cuello, donde la mordisqueó y chupó, haciéndola retorcerse de lujuria, toda húmeda.
Como si le hubiera leído la mente, él comenzó a acariciarle desde el tobillo hacia arriba.
– ¿Recuerdas lo que dije el otro día? –le susurró él sobre su boca.
Miley no registraba las palabras en aquel torbellino de deseo. Con dificultad, abrió los ojos. No reconocía al hombre sobre ella, de la expresión tan ancestral que tenía su rostro. Igual que se sentía ella. Tenía los pezones erectos, apretados contra el sujetador y el vestido. Muy lentamente, la mano de él fue ascendiendo con precisión hasta que ella sintió su calor en el muslo, donde acababan sus medias. Notó los dedos de él abriéndose para abarcar cuanto más, mejor. En cualquier momento los sentiría sobre su piel desnuda.
–Por favor...
¿Aquella voz era la suya? ¿Quién era ella? Estaba sufriendo amnesia temporal. En la lejanía sintió una alarma, algo quería entrometerse pero, por encima de eso, ella deseaba aquello. Resultaba tan necesario... demasiado acertado como para cuestionárselo.
–Por favor, Nick...
Él murmuró algo en griego y volvió a besarla. Sus lenguas se entrelazaron mientras él con la mano acariciaba la tierna piel del interior del muslo junto a sus bragas de seda. Miley apartó la boca y se arqueó hacia él, agarrándolo por los hombros. Podía sentir su erección contra su pierna mientras se movía experimentando, exultante cuando le oyó gemir de dulce tortura.
Y de pronto él estaba «ahí», apartando a un lado la barrera de sus bragas y adentrándose en su cálida humedad. Miley contuvo el aliento y abrió los ojos de la sorpresa. Él movió los dedos hasta que encontró su punto más secreto y empezó a acariciarlo. El deseo nubló la mente de Miley, haciéndola olvidarse de todo salvo de la urgencia por la satisfacción que se acercaba igual que un espejismo en el desierto.
Y entonces, tan rápidamente como había surgido aquella locura, se esfumó. Nick estaba retirando su mano y apartándose con el rostro tenso. Miley se quedó helada al darse cuenta de la situación: se encontraba tumbada en el asiento trasero de un coche con las piernas abiertas después de que su jefe acabara de...
También se dio cuenta de lo que Nick había advertido antes que ella: se habían detenido en su destino y el chófer estaba golpeando pacientemente la ventana de privacidad. No le habían oído porque...
¡Cielo santo!
Una vergüenza mayor de lo que recordaba nunca la inundó con tal fuerza que creyó que se moría. Se incorporó torpemente y se bajó el vestido con manos temblorosas.
Una mano morena y grande acudió en su ayuda y ella dio un respingo.
– ¿Estás bien?
Aquella pregunta en un murmullo le sorprendió. Casi parecía que él se preocupaba. Pero ella no se atrevía a mirarle, sólo asintió oculta tras una cortina de cabello. Por una vez, agradeció tener el pelo suelto. No creía que pudiera volver a mirarle de nuevo. Aprovechó los breves segundos mientras Nick hablaba con el chófer para intentar asimilar lo que acababa de suceder.
Era evidente que acababa de hundirse en un lago de lujuria en sus brazos. Ya se enfrentaría a ello más tarde, a solas. Lo grave era que ella no había dudado ni un momento, ni le había apartado. ¿Se debía a que, después de semanas de negarse aquello a sí misma y de que el deseo fuera aumentando, una simple caricia la había encendido y ella no había sido capaz de mantener una sola de sus defensas? Se había convertido en una lasciva.
Según salía del coche, fue consciente de que, si antes se había sentido vulnerable, todo eso había pasado a ser insignificante. La verdad se revolvía en su pecho. Ella era una auténtica hija de su madre y esa certeza se burló de ella por haber querido negarlo durante tanto tiempo.
Ya no había vuelta atrás, no después de la reciente escena, y tembló cuando vio la imponente figura fuera del coche. Todo lo que ella más temía se encontraba al otro lado de la puerta, así como el hecho de que acababa de despedirse de la posibilidad de excusar su comportamiento tras unas defensas.
La puerta se abrió bruscamente y Miley se vio obligada a salir, agarrando la mano que se le tendía e ignorando la corriente de electricidad ante aquel contacto inocente. Se sintió como si el mundo entero hubiera cambiado y con ello su lugar en él.


1 comentario:

  1. wauuu jeje siguelaa no seas malaaaa .( siiii siiii????? pliiiiiiss :) jeje la dejaste en lo mejor!!

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