miércoles, 25 de mayo de 2011

"Tórridas Fantasías" Cap 18






— ¿Estaban divorciados? —preguntó Nick.
Miley no dudó. Lo que había ocurrido entre ellos había sido muy íntimo. Se sentía dispuesta a confiar en él.
—No es una historia feliz —dijo—. Se divorciaron cuando yo tenía trece años. Mi padre se marchó a Francia, donde compró un viñedo. Mi madre estuvo con una larga serie de millonarios italianos y vive… bueno, vive en muchos lugares diferentes, pero principalmente en un palazzo a las afueras de Milán.
—Vivir en Europa debió de ser una experiencia muy interesante.
—Yo no viví con ninguno de ellos después de que se divorciaran. Me quedé en California terminando mis estudios. Me fui a vivir con mi madrina. Cuando llegó el verano, los dos estaban demasiado ocupados para hacerse cargo de mí, por lo que permanecí donde estaba. Después de eso, supongo que se dieron cuenta de que yo era más feliz sin ellos.
Nick lo sintió profundamente por Miley. Él había crecido en un hogar muy feliz.
—Lo siento. No tenemos que hablar sobre esto si no quieres.
—No. Está bien. Yo jamás he hablado nunca al respecto.
—¿Tienes hermanos?
—No. Era hija única. Más o menos, era un accesorio en el matrimonio de mis padres. Mi madre era actriz y mi padre director de cine. Supongo que pensaron que sería buena publicidad tener un hijo, ya sabes, un bebé con el que se les pudiera fotografiar. Supongo que tengo suerte de que no se decidieran por un perro porque, si no, yo no estaría aquí.
—Cyrus… ¿Se llamaba tu padre Billy Ray Cyrus?
—Sí. Es él. Mi querido papá.
—En ese caso, tu madre debe de ser…
—Tish Cyrus.
Nick contuvo la respiración.
—Dios mío, Miley. Eres igual que ella. Hay algo en ti que me resultaba muy familiar y debía de ser eso. Tu madre era una mujer muy hermosa.
—Y lo sigue siendo. Te sorprendería ver cómo el hecho de tener un marido rico la ayuda a mantenerse joven.
—Tu padre era un gran director. Estudiamos su película Senda de papel en la facultad.
—Todo el mundo adoraba a mis padres —dijo ella—, en especial la prensa. Todas sus aventuras, sus peleas, sus reconciliaciones. Yo estaba en medio de todo eso. Tenía un asiento de primera fila.
—Y sobreviviste —comentó Nick, estrechándola un poco más entre sus brazos. Deseó profundamente borrar el dolor que había notado en sus palabras con sus caricias, pero sabía que no podría—. Eres una mujer muy fuerte, Miley.
—No. No tanto…
Se acurrucó contra el pecho de Nick y no tardó en quedarse dormida. Nick siguió despierto. Las preguntas le impedían conciliar el sueño.
Había vivido en Los Ángeles el tiempo suficiente para saber que una relación en el mundo del espectáculo era casi imposible. Nadie duraba, al contrario de lo que les había ocurrido a sus padres. Nick había dado por sentado que él jamás tendría una relación así, una relación que durara toda la vida. Sin embargo, tal vez había alguien en el mundo que le pertenecía, alguien tan perfecto que, simplemente, encajaran.
Ocultó el rostro en el cabello de Miley y respiró profundamente. Miley parecía encajar a la perfección. Sin embargo, venía acompañada de una historia que le hacía tener una profunda cautela sobre las relaciones a largo plazo.
Miró al techo de la casa y decidió que era una locura. Sólo hacía veinticuatro horas que conocía a Miley. ¿Cómo era posible que ya estuviera pensando en un futuro con ella?
Cerró los ojos y trató de relajarse. No tenía que decidir nada aquella noche. Le quedaba una semana al lado de Miley, siete días para decidir por qué la encontraba tan fascinante. Y para ello, pensaba emplear cada minuto de cada día en averiguarlo.
Miley se frotó los ojos. Llevaba bastante tiempo mirando la pantalla del ordenador. Estiró los brazos por encima de la cabeza y trató de despertarse. Le resultó imposible sin café.
Se había despertado hacía más de una hora en la cama de Nick. Como le había resultado imposible volver a dormirse, había decidido levantarse. Además, no estaba segura del protocolo. Nick le había dicho que jamás pasaba la noche con sus amantes y ella no quería que se sintiera incómodo. Por eso, se levantó de la cama.
Se había vestido y había regresado a la casa. Desgraciadamente, no pudo encontrar café en la cocina. Normalmente Luisa, el ama de llaves de la casa, se ocupaba de las compras pero Miley no la había llamado adrede. Sabía que Luisa le contaría a Katy que había un hombre viviendo en la casa de la piscina.
Miley sonrió. Recordó la noche anterior, la larga seducción que Nick le había prometido. Había sido todo lo que ella había deseado siempre, una velada romántica, juguetona y excitante. Había partes de su fantasía que siempre había dejado vacías y por fin sabía por qué. La fantasía jamás podría haber alcanzado lo especial que había sido hacer el amor con Nick.
Amor. La palabra más especial. Seguramente, llamar simplemente sexo a lo que habían compartido era más exacto, pero Miley sentía que había algo más entre ellos, algo más profundo.
Respiró profundamente y cerró los ojos. Tal vez él simplemente era un experto en hacer que se sintiera así. Tal vez todo formaba parte de la seducción. Si esperaba sobrevivir una semana junto a Nick, tendría que ser más objetiva. Los hombres necesitaban sexo. Era un imperativo biológico para ellos. Al contrario que las mujeres, normalmente no necesitaban tener sentimiento alguno ni vínculo emocional de ninguna clase para poder hacerlo. Lo tenía todo allí, en su libro.
—¿Señorita Miley?
La voz la sobresaltó. Se dio la vuelta y vio que Luisa estaba de pie, junto a la puerta. Con la mano sobre el corazón, Miley forzó una sonrisa.
—¡Ay qué susto me has dado!
—Lo siento mucho, señorita. Por eso me pareció que debía decirle que estaba aquí. No quería asustarla.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—La señorita Katy me llamó para decirme si podía ocuparme de que el coche estuviera a punto antes de que ella llegara. Me ha sorprendido mucho verla a usted aquí sola. Pensé que, cuando ella canceló su viaje, usted se quedaría en California con ella.
—No. He decidido venir antes.
—¿Le apetece un poco de café? He pasado por el mercado y he comprado su mezcla favorita. Tengo una cafetera ya preparada.
—Eso sería maravilloso…
Luisa se dio la vuelta para marcharse, pero Miley se lo impidió.
—Un momento, Luisa. Tenemos un invitado. Se llama Nick. Nick Jonas. Se aloja en la casa de la piscina.
—¿Cree que él también querría un café?
—No —dijo Miley con una suave sonrisa—. Sigue dormido, pero te agradecería que no le dijeras nada a Katy cuando llame. Ya sabes cómo es y no quiero tener que enfrentarme a sus preguntas en estos momentos.
—Oh —murmuró Luisa—. Comprendo. Es su invitado, señorita. Un invitado muy especial.
—Sé que eres muy leal a Katy y no quiero ponerte en un aprieto, Luisa. No me disgustaré contigo si dices algo, pero…
Luisa levantó una mano.
—No se preocupe, señorita Miley. No diré ni una palabra. Comprendo que hay veces en las que una persona necesita intimidad. Ya me dirá cuando quieren desayunar usted y el señor Nick. He comprado cruasanes y mermelada de fresa.
Miley se levantó de la silla y cruzó la sala para ir a abrazar a Luisa.
—Gracias.
Después, regresó a su trabajo. Se sentía muy aliviada de no tener que enfrentarse a Katy al menos durante unos cuantos días más. No era que quisiera excluir deliberadamente a la única persona que realmente se preocupaba por ella, sino que todo lo que estaba ocurriendo con Nick era muy nuevo y de resultado bastante incierto. Quería protegerse de los interrogatorios y las preguntas un poco más.
El sentido común le decía que jamás podría existir nada duradero entre ellos. Había visto lo que la profesión de su padre había provocado en su matrimonio. Su madre tampoco había ayudado. Realizar películas era una profesión muy glamurosa, pero vivir siempre en un lugar diferente era demasiado tentador para cualquier hombre o mujer. Ella jamás podría soportar las dudas sobre si el hombre al que amaba podía estar con otra mujer. No se podía imaginar compartiendo a un hombre como Nick con otra mujer.
Se centró de nuevo en su ordenador y examinó las dos páginas que había reescrito. Trabajaba en su novela cuando encontraba un momento libre, pero aún le faltaban muchos meses para completarla. Había días en los que se sentía como si no fuera a terminarla nunca. Sin embargo, aquella mañana, había encontrado una nueva fuerza para centrarse en su trabajo.
Nick y ella habían pasado una noche en la misma cama. De repente, Miley se había sentido como si pudiera conquistar el mundo. Sí. El sexo había sido increíble, pero eso no significaba que su vida entera fuera a cambiar.
—¡Tranquilízate! —musitó.
—Eh.
El sonido de la voz de Nick le provocó una agradable calidez en las venas. El pulso se le aceleró. Cerró los ojos y respiró profundamente antes de girar la silla. Llevaba los mismos pantalones que había llevado durante la mayor parte del día anterior. Llevaba el torso y los pies desnudos y tenía el cabello revuelto por el sueño.
—Buenos días —dijo ella.
Nick tenía en la mano una taza de café. Entonces, cruzó la sala y se la dejó en la mesa.
—El ama de llaves me ha dicho que te traiga esto.
—Luisa.
—Me desperté y tú no estabas a mi lado —murmuró. Tomo un sorbo de su taza de café—. Es la primera noche que he pasado entera con una mujer y la termino solo en la cama. Supongo que ahora sé cómo se siente una persona en una situación así. Bueno, ¿qué estás haciendo aquí? —le preguntó tras mirar a su alrededor.
—Trabajando un poco.
—Bonito despacho. Cómodo.
No sabía qué decirle. ¿Debía darle las gracias por la maravillosa experiencia en la cama? Quería levantarse de su silla y arrojarse a sus brazos para darle un beso. Sin embargo, no podía moverse.
Nick se acercó a las estanterías y examinó los títulos que allí había.
—Puedes tomar cualquier libro que te parezca interesante —comentó ella.
—Gracias —murmuró. Se acercó a las estanterías que contenían algunos de los premios que había recibido Katy —. Vaya… ¿son todos estos…?
La voz se le ahogó de repente en la garganta cuando tomó una placa y la examinó cuidadosamente.
—¿Qué es esto? —añadió—. ¿Qué tienes tú que ver con Katy Perry?
—Es mi madrina.
Nick la miró fijamente con la placa de Katy aún entre las manos.
—¿Cómo dices?
—Que es mi madrina. Y ésta es su casa.
—Dijiste que esta casa pertenecía a tu familia.
Miley se movió sobre la silla con un gesto de intranquilidad en el rostro. No le gustaba el tono de la voz de Nick ni el modo en el que la estaba mirando.
—Katy es mi familia. Ella me acogió después del divorcio de mis padres. Yo vivo con ella en Beverly Hills.
Nick lanzó un gruñido.
— ¡Vaya! —musitó—. ¿Por qué no me lo habías dicho?
— ¿Decirte qué?



4 comentarios:

  1. aaaaaa
    me encantoronn
    estan genial
    jeje
    todos los caps
    jejee

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  2. estaba lindisisiisiso. Sube pronto . Eres una genial escritora :D

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  3. Awwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww!!!!
    Loz qapz!!!
    Eztan de lo mejorrrrrrrrrrrr!!!!
    Aishh Nick qe pazo!!
    u.u!!!
    Tan linDa noxe ii la malogra dioz!!
    Hombrez hahahah!!!
    ezpero el proximo bezito!!!
    mua mua!!
    xoxooxox
    Bye

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  4. Decirle keee???
    :D
    no nos dejes asii!!
    :) pliis jeje xD
    espero estes super
    te kiiiero chik
    te espero por mi blog

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