domingo, 11 de diciembre de 2011

"The Wild Walk" Cap 40




El aire frío de la noche le ayudó un poco a aclarar la cabeza, pero continuaba sintiendo los efectos de cualquier cosa con lo que Miley le hubiera drogado.
Mierda, no podía creer que le hiciera eso a él. ¿Y por qué ahora? Ella debió haber descubierto que Tom era el punto de partida para el virus, pero ¿cómo?
No importaba. Si no la encontraba y devolvía el vial, estaba jodido. Y Miley podría estar en serio peligro.
Tomó una curva a una velocidad vertiginosa que no recomendaría a un motorista inexperto. O a uno bajo la influencia de Dios sabía qué. Pero se las arregló. Finalmente, percibió unas luces traseras más adelante. ¿Podía ser Miley? Por favor que fuera ella. La parte de atrás del coche le parecía familiar. Forzó más la moto y quienquiera que fuera el que conducía el coche aceleró. Eso quería decir que tenía que ser Miley y que había visto su moto.
El alivio se apoderó de él cuando se dio cuenta de que era el coche de Tom. Y Miley no parecía estar desacelerando, lo que quería decir que tenía que encontrar una manera de pararla. Aceleró más la moto, conduciendo a una velocidad peligrosa. Finalmente se puso junto a ella, agitando la mano para conseguir su atención. Ella dio un vistazo por la ventana, sacudió la cabeza y aceleró.
Oh, no, nena. No te vas a escapar.                       
Nick aceleró la moto y la pasó, esperando no chocar. Ahora era donde él tenía que jugar, porque si conocía a Miley como pensaba que lo hacía, ella no pondría en peligro su vida para perderlo. Voló en las curvas, agradecido de encontrar una recta donde pudo forzar la velocidad. Por fin, estaba lo suficientemente lejos de ella para tener tiempo de parar, entonces empujó la moto hacia delante. La carretera era estrecha. Dejó la moto en su carril, luego se quedó de pie en el otro. Ella no tenía por donde pasar sin golpear a su moto o sin atropellarle.
Y Nick apostaba que conocía a Miley, por lo que podía predecir lo que haría.
Esperaba no estar equivocado.
En unos segundos, ella estaba sobre él, las luces brillantes aproximándose y llegando peligrosamente cerca. El instinto de conservación le golpeó con la necesidad de apartarse del camino, pero permaneció firme.
Fiel a su estilo, ella presionó los frenos, los neumáticos chirriaron mientras el coche patinó, luego coleó. Se salió del camino y cayó en la cuneta, la parte delantera se estrelló en un grupo de maleza espesa.
¡Mierda! Eso no era lo que él quería. Empujó la moto al lado del camino, luego fue corriendo por la cuneta. El humo escapaba del motor, pero Miley ya estaba saliendo del coche y le fulminaba con la mirada.
—¿Estás loco? —Gritó, avanzando hacia él—. Podías haber muerto.
Él la cogió por los brazos, buscando si estaba herida.
—¿Estás bien?
Ella se apartó de su agarre.
—Estoy bien, idiota. ¿En que estabas pensando Nick?
Él se encogió de hombros.
—Necesitaba detenerte.
—Jódete —ella se giró y empezó a volver a la carretera.
Por la forma en que ella estaba moviéndose, dando vueltas mientras trepaba al lado de la cuneta, parecía que estaba bien. A pesar de la oscuridad, él no veía nada de sangre en ella. La siguió, quitándole la bolsa del hombro mientras ella alcanzaba el lado de la carretera.
—Estaba pensando que necesitaba tener el virus.
Ella agarró la bolsa.
—¡Dame eso!
Él sacudió la cabeza.
—Ni de coña. Maldita sea, Miley, confié en ti. ¿Cómo pudiste drogarme?
Su mirada era de rebeldía.
—Oh, eso es gracioso, viniendo de ti. La confianza no está en tu vocabulario. ¿Mentira? Esa sí que es la palabra por la que vives, ¿verdad?
—No quiero hablar de esto aquí. Volvamos a la casa —él se extendió para cogerle el brazo pero ella se soltó y dio dos pasos hacia atrás.
—No voy a ningún sitio con un ladrón que vendería un virus a terroristas.
Él arqueó una ceja.
—Estás haciendo un montón de supuestos sobre mí.
Ella resopló.
—He tenido que asumir mucho desde que rechazaste decirme nada.
—Ya te expliqué que había cosas que no podía decirte.
—No. Lo que quisiste decir era que había cosas que nunca me dirías, porque no quieres que sepa lo que estás haciendo. O lo que Tom y tú estáis haciendo. Dios, Nick. ¿Cuán involucrado estás en esto?
Entre que la droga que aún le afectaba y el desgaste por la persecución, Nick se sentía exhausto. Dejó escapar un suspiro de frustración.
—No es lo que crees, Miley. Ahora subamos a la maldita moto y vamos a salir de aquí e iremos de regreso a la casa, donde es seguro.
—No voy contigo.
—Lo harás —él no iba a estar allí de pie y discutiendo con ella durante una hora. La agarró por la muñeca y empezó a arrastrarla hacia la moto.
—No voy a ir contigo —dijo, con la voz baja y llena de miedo.
Nick estaba muy cabreado consigo mismo, demasiado cansado para decir nada más. La alzó y la puso en la parte de atrás de la moto, pero antes de que pudiera subirse, ella estaba descendiendo.
—¿Qué parte del no, no entiendes, Nick?
—¿Qué vas a hacer, Miley? ¿Andar por una carretera desierta en mitad de la noche y esperar que un chico agradable te recoja?
Ella cruzó los brazos.
—Puedo cuidar de mi misma. Me arriesgare sola.
—No te voy a dejar aquí.
—Y yo no voy contigo.
Él se pasó la mano por el pelo. Estaba tan malditamente cansado. Tanto, en realidad, que cuando Miley pasó a toda velocidad junto a él y cogió la bolsa, fue capaz de derribarle. ¡Mierda! Golpear ese asfalto hacía daño. Se aferró a ella mientras saltaba sobre él y luchaba por el control de su bolsa.
No podía empujarla sin herirla, por lo que rodó sobre ella, intentando ser lo más gentil posible. Lo que no era fácil considerando que ella era una luchadora bastante dura y él estaba todavía bastante drogado. Pero la puso de espaldas y la cubrió con eficacia, asiéndole las muñecas y sentándose sobre sus caderas.
—Basta —dijo, pero ella siguió luchando, levantándose hacia él.
—Déjame ir, Nick. No me necesitas más.
—No puedo.
Las lágrimas relucieron en sus ojos. Maldición, odiaba hacerle esto a Miley, viendo la desconfianza y un principio de odio en su expresión.
Joder. Se levantó y tiró de ella para ponerla de pie.
—No soy un chico malo, Miley.
—Estás lleno de mierda. Estás sucio. Esa es la razón de todo el secretismo y las mentiras. Si hubiera algo honesto en lo que estás haciendo, me lo hubieras dicho. Ahora devuélveme la bolsa.
Ella se lanzó tras él otra vez, pero la mantuvo a raya con la única arma que podía detenerla en seco, la verdad.
—¡ Miley, trabajo para el maldito gobierno de los Estados Unidos!
 Miley se detuvo a medio camino en su arremetida por coger el bolso, incapaz de comprender lo que acababa de decir Nick. Toda ella se quedó suspendida, como si estuviera colgando en medio del aire.
—¿Qué?
—Trabajo para el gobierno.
—Pero robaste ese virus.
—Sí. Es mi trabajo.
Ella parpadeó, luego frunció el ceño.
—¿Tu trabajo para el gobierno es como ladrón?
—Sí. Vuelvo a robar lo que se les ha sustraído. Lo que no puede ser recuperado a través de… las cauces normales.
Miley se sintió mareada, intentando captar lo que estaba diciendo. ¿Podría ser cierto?
—Necesito más. Necesito explicaciones.
Él asintió.
—Te las daré, pero necesitamos volver donde Tom ahora, mientras todavía estoy despierto y puedo arreglármelas para manejar la moto.
—Vale, sí.
Entonces asimiló sus palabras. En ese momento lo vio realmente, los párpados caídos, la forma en que se comportaba. Por supuesto que todavía tenía algo de somnífero en su sistema. Dios, la forma en que había montado en esa moto… se estremeció simplemente al pensar en lo que le podía haber pasado ahí afuera.
Se acercó y él se echó hacia atrás.
—Oh. Nick, lo siento. Salgamos de aquí antes de que te desmayes.
Había conducido esa moto como un loco y bajo la influencia de las pastillas para dormir. Pastillas que ella le había puesto en su soda.
Obviamente, había deseado recuperar el virus de una forma lo suficientemente intensa como para jugarse la vida en el intento.
—Conduce despacio —le dijo mientras se subía detrás de él—. Te gritaré constantemente al oído para mantenerte despierto.
Al menos obtuvo de él una media sonrisa con ese comentario.
Arrancó la moto y tal como ella le pidió, condujo despacio y tranquilamente. Por la pinta que tenía, estaba al límite. Tenía que mantenerlo despierto en el viaje de vuelta al hogar de Tom, porque no podría conducir la moto sin él. Así que le susurró al oído todo el camino. Sabía que la podía oír porque asentía, aunque probablemente no pudiera distinguir lo que le decía exactamente.
Se mantuvo tocándole, pasándole las manos por la espalda y muslos, sintiendo los músculos tensándose bajo sus manos. Incluso casi inconsciente, todavía respondía a su toque. Pensó en inclinarse todo lo posible para poder acariciarle la polla, pero no quería tentar al destino y que pudieran caerse de la moto.
De alguna forma, surtió efecto. Su conversación y su toque lo mantuvieron con la sangre agitada y lo suficientemente alerta  como para deslizar la moto a través de la puerta de seguridad de Tom y recorrer el camino de acceso. Para cuando apagó el motor y se bajó de la moto, estaba grogui, tambaleándose mientras empezaba a caminar hacia la casa. Miley le puso el brazo sobre los hombros para que pudiera apoyarse un poco en ella mientras subían las escaleras de la parte trasera y entraban en la casa.
—Este lugar… está hedoo un asco —dijo él.
Estaba empezando a articular mal las palabras. Tenía que meterlo en la cama.
—Ajá. Vamos a llevarte arriba.
Consiguió llegar a la habitación, no sin tambalearse mucho. Cayó cruzado en la cama, llevándose a Miley con él, su cuerpo medio cubriendo el de ella. Se las apañó para salir de debajo de él, intentando dejar que finalmente cayera inconsciente, pero la cogió de la mano y le apretó los dedos.
—No te vayas —dijo él.


1 comentario:

  1. oh me encanto
    estubo espectacular y super
    divertido jajaj
    pobre nick esa miley jajaj
    me encanto!!!
    malena

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