domingo, 26 de junio de 2011

"My Sinned Sweet" Cap 14




Aunque estaba completa y absolutamente saciada, Miley no podía dormir. Ahí estaba, después de haber hecho el amor dos veces, con los ojos como platos.
De pronto, se sintió enjaulada e inquieta.
Necesitaba espacio y aire para respirar que no incluyera la fragancia de Nick.
Con cautela, se levantó de la cama. Se puso una camiseta de él que recogió del suelo y fue en silencio al salón. Con las luces apagadas, se plantó ante el ventanal que ofrecía una hermosa vista de Crystal Lake. La luna titilando sobre el agua le recordó la noche anterior, cuando Nick la había llevado a dar una vuelta en moto.
Sonrió al recordar lo estimulante que había sido y la atención que él le había prestado al hablar de su pasado. Así como su lado más pragmático y sensato le decía que el tiempo pasado juntos no era más que una breve aventura, una parte nueva y caprichosa de ella se preguntaba sobre la posibilidad de más.
Movió la cabeza ante esa tontería y fue a buscar agua a la mini nevera. Pero al abrir la puerta no fueron las botellas de agua mineral las que captaron su atención, sino una mitad de corazón envuelto en celofán azul que reconoció de Dulce Pecado.
Por el celofán arrugado, era obvio que Nick lo había abierto para leer su mensaje secreto antes de volver a taparlo sin comerlo. Curiosa, tomó el corazón y sacó el trozo de papel metido en el interior. Leyó el mensaje mecanografiado:
Los opuestos se atraen.
Sé atrevida. Sé espontánea.
¡Ve por ello!
Con un nudo en el estómago, leyó y releyó las palabras familiares que le habían dado valor para lanzarse a una aventura con Nick, incapaz de creer que hubiera recibido el mismo mensaje que ella. Se preguntó cuáles eran las probabilidades de que Nick y ella terminaran con mensajes idénticos y corazones a juego.
Sabía que muy escasas.
Pensó en todas las veces que sutilmente él había empleado esas mismas palabras con ella. Podría haber sido una coincidencia, pero su instinto femenino le decía que había algo más que el destino en juego. Empezaba a sospechar que Nick había aprovechado la oportunidad que se le había presentado. Aunque tampoco podía culparlo por lo sucedido entre ellos, dada la celeridad con que ella se había subido al tren de la aventura.
Pero descubrir la verdad de cómo la había manipulado le devolvía la perspectiva adecuada a toda la situación. Como que la relación era efímera y que él no había hecho ninguna promesa de algo más. Seguía siendo un hombre mayor que ella, seguía dedicado a los videojuegos para ganarse la vida y era demasiado frívolo en el modo en que gastaba su dinero.
Entonces, en esencia, poco había cambiado en los últimos tres días, a menos que contara su demasiado entregado corazón.
—Eh, ¿te encuentras bien?
El sonido de la voz somnolienta de Nick la sacó de su ensimismamiento. Se volvió, con la mitad del corazón de chocolate en una mano y el mensaje en la otra. Sólo llevaba puestos unos calzoncillos y el cuerpo magnífico que tenía delante amenazó su sensatez y determinación para manejar esa situación.
—Vine a buscar una botella de agua, pero encontré esto —con serenidad alzó las pruebas descubiertas—. Tienes el mensaje que hace juego con la mitad de mi corazón de chocolate. Pero ya lo sabías, ¿no?
La miró con resignación en los ojos.
—Lo sospechaba, sí.
Lo respetó por su sinceridad y honestidad, aunque el corazón le doliera más de lo que era capaz de recordar.
—Bueno, nuestra aventura del fin de semana fue divertida mientras duró, ¿verdad?
Nick fue consciente del hecho de que Miley empezaba a alzar uno de sus muros.
—Miley… no tiene por qué terminar.
—Claro que sí —rió, aunque le sonó frágil a sus oídos—. Somos dos personas diferentes que llevamos unas vidas muy diferentes. Una cosa es el sexo, pero una relación de verdad requiere tiempo y trabajo entre dos personas con los mismos objetivos.
Comprendió que sus inseguridades empezaban a manifestarse, lo que había activado su mecanismo de protección.
—Nuestros objetivos son muy similares, Miley, si te permites dejar atrás todo por lo que tu padre te hizo pasar.
Ella se puso rígida, pero no trató de defenderse. Confiar en que un hombre cuidara de ella, en que le proporcionara la clase de seguridad y estabilidad que necesitaba en la vida, no le resultaba fácil.
Nick suspiró, sabiendo que se enfrentaba a algo muy complicado.
—Escucha, sé que todo ha ido muy deprisa, pero hace mucho que te deseo. Para mí, este fin de semana ha sido real y quiero que dure. Y no hay motivo para que no lo haga. Tu hermana es adulta y acaba de casarse, tiene una vida propia —adrede tocó uno de sus puntos más vulnerables, porque necesitaba que encarara lo que la esperaba en el futuro—. Has realizado un trabajo magnífico con Ashley, pero es hora de dejarla ir y tener una vida propia. Para variar, deja que alguien cuide de ti.
«Deja que sea esa persona para ti», le transmitió con la mirada.
Ella alzo el mentón y cerró los dedos sobre la tira de papel que sostenía. La nota que los había unido… y que estaba a punto de separarlos.
—Puedo arreglarme bien sola —repuso a la defensiva.
—Pero estar sola no te mantiene abrigada por la noche, ¿verdad?
Ella no respondió.
Se pregunto qué había pasado con la mujer vibrante con la que había estado durante los últimos tres días. Esa mujer que se había mostrado atrevida y corrido riesgos y disfrutado. Ya no estaba. Había vuelto a ser alguien que creía que debía tener el control de sus emociones y actos.
De algún modo, logró contener su frustración.
—Nos marcharemos de aquí como amigos, tal como pediste, pero quiero que sepas algo —suponiendo que no tenía nada que perder, mostró todas sus cartas—. Me estoy enamorando de ti, Miley. Y no tiene nada que ver con el sexo y el deseo, y todo con quién tú eres. Eres auténtica, leal y cariñosa, cualidades que hacen que te quiera tanto como lo hago. Pero nada de eso importa si no estás dispuesta a encontrarte a mitad de camino conmigo.
Ella lo miraba conmocionada, y como no parecía inclinada a responder a nada de lo que él había dicho, supo que era el fin. Para ellos y para lo que habría podido ser.
Con el corazón atribulado, Nick dio media vuelta y regresó al dormitorio, dejándola sola en el salón. Tal como ella prefería.


Cuando se cerró la puerta del dormitorio detrás de Nick, Miley respiró hondo y se sintió aturdida por el reconocimiento de él. Cuando al fin su mente se despejó, su primer impulso fue negar lo que él había dicho… pero si algo había aprendido en esos tres días, era que Nick era un hombre de honor. Y lo que era más importante, tenía más integridad que la que alguna vez había poseído su padre.
Tenía dos opciones. Marcharse del hotel con su dignidad, corazón y emociones intactos, o enfrentarse de una vez a los miedos que habían gobernado tantos años de su vida.
Abrió el puño y miró el trozo de papel arrugado. «Atrevida», «espontánea» y «ve por ello» la miraron. Quizá ella había recibido el mismo mensaje por una razón. No quizá tanto por el destino, sino porque su vida, y su coraje, necesitaban ese impulso. Ese empujón.
¿Estaba dispuesta a correr el riesgo de perder a Nick para siempre?
Sorprendentemente, la respuesta fue muy clara y reverberó en su interior con un vibrante «no».
Enderezó los hombros, preparándose para ser más atrevida y espontánea que nunca antes, fue hacia el dormitorio de Nick, abrió la puerta y entró. Lo encontró haciendo la maleta.
— ¿Te marchas? —preguntó, y oyó pánico en su propia voz.



1 comentario:

  1. owww !!
    Esta hermosisisismoo
    me encanta esta nove
    apenas puedas sube y haber si te ´puedes pasar por mi blog !
    Cdt :)

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