viernes, 22 de abril de 2011

"My Sinned Sweet" Cap 2




Miley Cyrus siguió a su hermana mayor, Ashley, por el amplio vestíbulo del Delaford Resort & Spa, sintiéndose como un gorrión en una jaula de oro, fuera de su elemento y rodeada de una opulencia que le era completamente ajena. Convencida de que jamás volvería a pisar un hotel tan exclusivo, asimiló todo, desde las plantas exuberantes y la decoración neutra hasta la fuente grande que dominaba el centro del vestíbulo.
En cambio, Ashley iba a casarse con un hombre rico y se había acostumbrado a gastar el dinero. Miley había aprendido desde muy joven a ser frugal y a economizar.
Después de años de severidad y ahorro, de ser pragmática con sus compras, se había convertido en un estilo de vida para ella. En ese momento, incluso con veintiuno años, no era capaz de derrochar cientos de dólares en una instalación de lujo, cuando una habitación en el Holiday Inn cumpliría la misma función.
Pero los siguientes tres días no tenían nada que ver con lo que ella habría preferido. Ese fin de semana estaba dedicado a su hermana y su muy anticipado matrimonio con Lucas Gabriel III. Y tanto la boda como la recepción tendrían lugar en el Delaford, gracias a la infinita generosidad de los Gabriel y a sus inagotables recursos financieros.
Como Lucas era hijo único, los padres habían insistido en celebrar una boda lujosa, por no mencionar pagarlo todo, incluido lo que debería haber corrido por cuenta de la familia de la novia. Muertos sus padres, y sin parientes cercanos, la familia de la novia, es decir, Miley, carecía del dinero para pagar algo tan lujoso.
—¿Quieres dejar de pensar en lo que va a costar todo y, simplemente, disfrutar del fin de semana? —pidió Ashley mientras apretaba el botón del ascensor.
Desde luego, Miley no podía discutir hacia dónde se habían desviado sus pensamientos. El hábito de cuidar el dinero estaba tan arraigado en ella que no valía la pena negarlo.
—No te preocupes, tengo la plena intención de pasármelo bien mientras estemos aquí —le aseguró con sonrisa indulgente.
Ashley rió.
—Y como juegues bien tus cartas, puede que tengas suerte este fin de semana.
Cuando iba a interrogarla por el tono de voz malicioso que había empleado, las puertas del ascensor se abrieron y entraron. El interior era tan elegante como el resto del hotel, con un suelo de mármol y unas paredes de espejo con rebordes dorados.
Al ver su reflejo juntas, volvió a notar las diferencias extremas que había entre ellas y que iban más allá de los cinco años que las separaban. Así como las dos tenían el pelo castaño y los ojos azules, el cabello de Ashley era largo y con volumen, sin un estilo definido, mientras que el suyo era ondulado. Su hermana llevaba siempre ropa de moda que se adaptaba a la actitud efervescente que exhibía, mientras que ella prefería un aspecto más sensato y pragmático, reflejo directo de su personalidad.
Cuando el ascensor comenzó a subir, se volvió hacia su hermana mayor, reacia a dejar pasar el anterior comentario sin tratar de averiguar qué había detrás de esas palabras crípticas.
—¿Qué quería decir con «tener suerte»?
Los labios rosados y brillantes de Ashley esbozaron una sonrisa inocente.
—Bueno, es el fin de semana de San Valentín y alguien especial va a estar presente —respondió de forma significativa—. Y como tú eres mi dama de honor y él es el padrino de Lucas, vais a pasar mucho tiempo junto. Es un escenario perfecto para que Cupido actúe sobre dos personas que necesitan amor y pasión en sus vidas —suspiró con gesto soñador.
Sabía muy bien a quién se refería su hermana y dudaba que Nick Jonas, uno de los solteros más deseados y ricos de San Francisco, tuviera algún problema en encontrar amor y pasión.
Movió la cabeza ante las esperanzas caprichosas de Ashley.
—Eres demasiado romántica, Ashley —y ella demasiado práctica como para creer en un personaje mítico como Cupido.
—Una de los dos ha de serlo —agitó una mano—. Has dedicado todos estos años a ayudarme y a abandonar tu vida personal en el proceso. ¿Es tan negativo por mi parte querer que encuentres la tuya?
El enorme diamante de tres quilates que lucía en el dedo anular captó la luz del ascensor y a punto estuvo de cegar a Miley con su centelleo.
Su hermana tenía un corazón de oro, pero si creía que Nick Jonas era su caballero andante, estaba muy equivocada. Ese hombre podía tener la capacidad de desbocarle las hormonas siempre que estaba cerca, pero no era la imagen que tenia del compañero perfecto. Era tres años más mayor que ella y dedicaba los días ocupado en los videojuegos. Sí, había ganado millones como experto en ellos, pero despilfarraba el dinero en las cosas más frívolas y sibaritas. El estilo de vida despreocupado que llevaba chocaba con la actitud modesta y pragmática de Miley. Aparte de la intensa atracción física que había, no encajaban.
—Lamento decepcionarte, Ash —empleó el apodo que le decía de niña—. Pero mi Príncipe Azul bajo ningún concepto es Nick.
El ascensor se detuvo. Cuando las puertas se abrieron en silencio, salieron y fueron hacia la izquierda, donde estaba situada la habitación de Ashley.
—Tienes que reconocer que mirarlo es como un sueño —comentó sobre el mejor amigo de su prometido—. Y desde luego, no podría ser más obvio el interés que siente por ti.
Miley rio, porque durante los tres años en que su hermana había salido con Lucas, había aprendido que Nick había convertido el coqueteo en una forma de arte. No podía negar que la tentaba y provocaba con comentarios sexys siempre que sus caminos se cruzaban, pero era lo bastante inteligente como para saber que el interés que mostraba por ella no era exclusivo. En todo caso, disfrutaba con la emoción de la caza y sin duda ella había resultado ser un desafío para él.
El hombre era un playboy consumado, y sus breves y conocidas relaciones con otras mujeres demostraban que estaba más interesado en pasar un buen rato que en establecer una relación importante o duradera.
—Nick está fascinado con cualquier cosa que lleve falda y tacones altos —comentó con ligereza—. Creo que jamás lo he visto dos veces con la misma mujer.
Esa observación no pareció preocupar a su hermana.
—Bueno, este fin de semana viene solo.
Pero Miley no buscaba ser la sustituta de quien fuera durante el fin de semana.
—A Nick sólo pienso ofrecerle mi brazo durante tu boda —le dijo a su hermana—. Ahí se acabó.
—Te estás volviendo demasiado tediosa con los años —le dijo Celeste preocupada—. Necesitas vivir un poco, Smile.


2 comentarios:

  1. aaaaaaaa
    me encantooo
    jejeje
    esta super
    como dice Katty
    jejejee

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  2. ayer me puse a leer los
    capis reciente pero
    vi que no habia comentado
    y pues lo hago para antes
    irme de vacas... bueno me
    encanto el capi como siempre
    jajaja y bueno bye Lolita
    T.Q.M

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