El tío grandote sentado junto a Jessie asintió.
—No te preocupes por esto. Te cubriremos.
—Haz tu parte, nosotros haremos la nuestra, nos encontraremos donde quedamos ¿okey? —Dijo Jessie.
—Aprecio esto, tíos —dijo Nick.
—No hay problema —dijo uno de los otros tipos—. Hagámoslo.
Después de que los demás se fueran, Nick se sentó a horcajadas sobre el banco y la besó.
—¿Tienes idea de quién fue? —Preguntó ella.
—Alguien que desea el virus, esa es mi conjetura.
—¿No crees que deberíamos intentar saber quién registro la moto? Es nuestra oportunidad de agarrar al sujeto. Quizás es la misma persona que nos disparó en el museo.
—Podría ser y quizás no. No lo sé. —Él arrastró los dedos por su cabello, sus labios se asentaron en una línea severa—. Mis tripas me dicen que este tipejo encontró nuestro rastro y nos siguió y eso no me gusta. Y no, este no es el lugar o el momento adecuado para enfrentarnos con él, si es el mismo cabrón. No pondré a todas estas personas en peligro. —Nick se giró hacia ella—. Ya tendremos la oportunidad de saldar cuentas. No ahora.
—Sabes que te toparas con él otra vez.
Nick asintió.
—Estoy malditamente seguro de ello. Lo perderemos, pero nos encontrará otra vez.
Eso no era consolador.
—Espero que este plan funcione. Tienes grandes amigos.
Nick sonrió abiertamente.
—Lo sé. —Se pusieron de pie y él la atrajo a sus brazos—. Simplemente sigue mi ejemplo y haz lo que diga sin dudar. Esto será rápido, lo que es exactamente la forma en que lo queremos.
—Lo lograremos.
Miley empacó mientras Nick desmantelaba la tienda de campaña, su pulso corría por el entusiasmo. Cuando se dirigieron a la Harley, Jessie ya estaba allí, junto con el grupo que había compartido su mesa.
Muchos moteros andaban por allí, empacando y marchándose. Era un caos. Miley captó la señal cuando todos se amontonaron. Estaba lista, se puso rápidamente el casco y Nick concisamente le advirtió que mantuviera la cabeza y el rostro a cubierto. Luego la empujaron a una moto que no era la de Nick.
Nick y ella arrancaron con prisa. Apenas tuvo tiempo de agarrarse, ni siquiera supo quien subía a la moto de Nick.
Se vieron rodeados por otros cuando se dirigieron a la carretera principal. Miley mantuvo la cabeza gacha, su casco contenía su cabello así nadie podría identificarla.
Ya no se dirigían al sur, más bien al este o nordeste. Un grupo de moteros viajaban con ellos, nadie se había separado y ya habían viajado cerca de cuarenta kilómetros. Miley deseaba girar para ver si alguien los estaba siguiendo, pero lo mejor que pudo hacer fue dar un vistazo ocasional sobre el hombro de Nick para ver por su retrovisor. Todo lo que vio fue más motos.
Finalmente, alcanzaron una intersección que desembocaba en otras tres carreteras. Fue entonces que notó que todos los moteros que conducían con ellos tenían prácticamente el mismo modelo de moto y todos los moteros tenían a mujeres montando con ellos. Y todo el mundo estaba vestido de manera similar a Nick y ella, con casacas de cueros y cascos, nadie que los siguiera podría afirmar quién era quién.
Qué grupo tan fuertemente cohesionado. Y hablando sobre la confusión de las masas. Todas las motos salieron en direcciones diferentes.
Miley sintió una ráfaga de adrenalina al ser parte de esto y en verdad esperaba que funcionara.
Condujeron con otras cuatro motos durante cerca de una hora, luego se separaron otras dos motos, hasta que finalmente sólo estuvieron Nick y ella.
Alguien tras ellos no sabría a qué moto seguir. Incluso la Harley de Nick era similar a cientos de otras motos en la concentración. Giraron por una carretera secundaria y doblaron de regreso al camino por el que vinieron. Esta vez Miley giró y miró detrás de ellos. No vio a nadie allí.
Además de una parada para usar los servicios higiénicos y comer algo en una tienda de comestibles, continuaron en movimiento. Condujeron todo el día. Oscurecía cuando encontraron un parking con otras diez motos. Jessie era una de ellos y la moto de Nick estaba allí.
—¿Alguien te siguió? —preguntó Nick cuando intercambiaron motos y él reclamó la suya. Justo en ese momento Miley notó que incluso habían cambiado las matrículas. Un par de tíos recolocaban la matrícula de Nick en su moto. Guau. Estos tipos habían pensado en todo.
Jessie sacudió la cabeza y sonrió sinceramente.
—Nadie. Estamos limpios.
Nick saludó con la mano a todo el mundo.
—Os debo una a todos.
—Oye, era un lindo día para un paseo —dijo uno de los tíos—. Fue un gustazo.
—Cuando quieras —dijo el otro—. Lo sabes, Nick.
Miley subió a la moto de Nick y agitó la mano para despedirse de Jessie mientras se alejaban. Tan pronto como el sol se ocultó se volvió más frío conducir. Envolvió los brazos en torno a Nick y se acurrucó contra él, agradecida por la chaqueta de cuero y los zahones que protegían a su cuerpo del viento cortante.
Siguió esperando que Nick saliera de la carretera y se detuviera en algún lugar, pero siguió conduciendo. Y conduciendo. Hasta que Miley no pudo sentir más los dedos de los pies. O los dedos de las manos, a pesar de los guantes que usaba. En un momento dado empujó las manos en los bolsillos de la chaqueta de Nick.
Tembló contra él.
Bien, obviamente Nick seguía conduciendo porque sentía una amenaza, así que ella sólo tendría que darse ánimo. Pensó en cosas calientes. La zona tropical, la playa, el océano, yacer en un baño de sol hasta que estuviera empapada de sudor.
O rodando desnuda con Nick hasta que estuvieran tan calientes que no pudieran respirar. Oooh, eso funcionaba. Ya se sentía más caliente y se acurrucó más cerca de Nick, apoyando la cabeza contra él, lamentando que no estuvieran en una habitación en algún lado, despojados de sus ropas. Despojados de todo lo que los mantuviera alejados.
Le encantaría eso. Deseaba que la pared invisible de la desconfianza desapareciera. Le hubiera gustado toparse con él por casualidad en una cafetería, renovar lo que una vez tuvieron sin que el robo, el virus y los “si” se interpusieran entre ellos.
Pero eso no iba a pasar. Nick era quién era. Y ella también. Miley no podía pretender ser alguien que no era.
Con un suspiro resignado se relajó contra él. Por el momento, al menos, estaban del mismo lado, protegiendo el virus de quién fuera que ansiara conseguirlo. Porque en este asunto no entraban a tallar las autoridades. Ellos habrían marchado en medio de la concentración y se habrían identificado con sus insignias. Esto significaba que era alguien que tenía una intención infame. Y Nick no sabía quién era, o lo sabía y no se lo decía. Lo bueno era que al menos Nick le había revelado su plan, había admitido tener el virus y ese era un paso en la dirección correcta, una señal de que confiaba en ella. Esto la hacía sentirse un poco mejor. Y ya que no trabajaban exactamente del mismo lado de la calle, esto le daba esperanza. Una chispa diminuta de esperanza que necesitaba con desesperación.
Quizás las cosas comenzaban a cambiar.
Ahora si pudieran salir de esta moto monstruosa y entrar en algún lugar. Su espalda estaba acalambrada por tantas horas de montar. Tanto que cuando Nick finalmente salió de la carretera principal y entró en un sendero, ella rezó para que se detuvieran pronto. Él se detuvo delante de unas grandes puertas de hierro y presionó un botón. Era una propiedad privada, obviamente, pero al menos estaban en un lugar donde apearse y descansar por un rato.
Estaba tan agradecida que casi lloró. No tenía idea de dónde estaban o cuán lejos habían llegado y no le importaba. Deseaba salir de esa maldita moto. Pero tuvo tiempo para explorar el área frontal en busca de una dirección, un nombre, algo que señalara dónde estaban. Nada.
Esperaron unos segundos mientras una cámara sobre la puerta los estudiaba, luego las puertas se abrieron y Nick entró. Miley se volvió y observó cerrarse las puertas firmemente detrás de ellos. Quienquiera que viviera aquí se tomaba la seguridad en serio. La calzada era larga y estaba bien iluminada. No había posibilidad de que alguien trepara el muro alto de piedra y de alguna manera pasara sin ser visto en su trayecto hasta la puerta principal.
La casa era sencilla con sus dos pisos, construida en alto para evitar las inundaciones. Nick la dejó atrás y se dirigió por una calzada asfaltada hacia la parte posterior de la casa. Estaba demasiado oscuro allí para ver más allá del pórtico iluminado, pero después de que Nick apagara el motor de la moto, Miley oyó el sonido del agua.
—¿Dónde estamos? —Preguntó ella.
seguila!!! quiero leer mas! jaja estuvo muy bueno el capi , subi el proximo cuando puedas, besos
ResponderEliminaratte:agus
uuuu genial el cap q pasara en esa house *_* dcbhf sube pronto bye
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