Muy convincente —dijo Miley —. Deberían
darte un Oscar.
Le había hablado en griego y él le
contestó en la misma lengua.
—No fui tan convincente si me ha
descubierto.
—Oh, es que yo desconfío de la gente
automáticamente —le dijo ella en un tono bromista—. Me ahorra mucho tiempo.
Él esbozó una sonrisa cortés.
—Muy lista. Entonces está acostumbrada
a este tipo de evento, ¿no? ¿Trabaja para Greg? —Señaló la cámara que llevaba
en las manos.
—No. Lo conozco desde hace poco.
— ¿Y qué opina de él?
—Nunca he visto a un hombre tan
enamorado —ella sacudió la cabeza, como si la idea le resultara incomprensible.
—Sí. Es una pena.
— ¿Qué quiere decir?
—No pensará que la novia está
enamorada de él, ¿no? para ella él no es más que un florero, un extra más que
complementa a todos los diamantes que le habrá regalado. Ya ha pasado el mejor
momento de su carrera, así que le necesita como adorno, para exhibirlo como si
se tratara de una figurita sobre la repisa del hogar. Casi siento pena por él,
y eso que nunca creí que llegaría a decir algo así.
—Pero entonces eso significa que por
fin alguien ha conseguido bajarlo de ese pedestal sobre el que estaba. Debería estarle
agradecido. Piense en lo fácil que será derrotarle en el futuro, y todo gracias
a ella — Miley lo miraba con la cabeza ladeada y una mirada divertida, como si
él fuera una pieza de museo de lo más interesante.
—Creo que no la
necesitaré para derrotarle en el futuro. Ya me las arreglaré yo solito.
—Bueno, a lo mejor no debería estar
tan seguro —dijo ella, fingiendo considerarlo muy en serio—. ¿No ha visto cómo
las bodas sacan lo peor de la gente? estoy segura de que normalmente usted no
es tan cínico y prepotente como lo está siendo en este momento?
Nick la miró fijamente. Sin duda
aquello había sido una gran impertinencia. Sin embargo, en lugar de
sentenciarla con uno de sus argumentos contundentes, sintió ganas de seguir con
la batalla verbal.
—Desde luego que no. Normalmente soy
mucho peor.
—Imposible.
—Todo el mundo que me conozca podrá
decirle que hoy están disfrutando de mi lado más amable y simpático.
—No me lo creo. Algo me dice que es
usted mucho más sensible en el fondo. La gente llora sobre su hombro, los niños
acuden a usted en busca de consuelo, y los que tienen problemas buscan su
ayuda.
—Nunca he hecho nada para merecerlo
—le aseguró él con vehemencia.
La multitud se movía alrededor de
ellos, obligándoles a echarse a un lado.
—Me sorprende que Greg se haya
decantado por un Partenón de imitación —le dijo él cuando salieron del templo.
—Oh, quería el original, pero, aquí
entre nosotros dos... —ella bajó la voz—. Pensó que no estaba a la altura de
sus exigencias y quiso hacer uno mejor. Así que construyó éste para
demostrarles cómo se podía haber hecho mejor.
Antes de que pudiera evitarlo, Nick
soltó una carcajada. Varios de los invitados se volvieron hacia él, sorprendidos.
Un periodista de sociedad se quedó mirándolo con ojos de sorpresa y tomó unas
notas.
Miley también se rió. Él la condujo
hasta donde servían las bebidas y le ofreció una copa de champán. Las mesas del
festín de bodas estaban en el exterior. Los invitados estaban tomando sus
asientos, preparándose para recibir a la pareja de recién casados.
—Volveré pronto —dijo ella.
—No tarde mucho. Todavía no me ha
dicho su nombre.
Ella miró atrás y esbozó una sonrisa
curiosa.
—No. No se lo he dicho, ¿verdad? a lo
mejor pensé que no era necesario. Le veo después —Levantó la copa de champán
rápidamente y se marchó.
—Eres un
demonio astuto —dijo una voz a sus espaldas.
Nick se dio la vuelta y enseguida
reconoció a uno de sus viejos aliados.
—Frankie —exclamó—. Debería haber
sabido que tú nunca faltas cuando hay buena comida.
—Buena comida, buen vino, mujeres
hermosas. Bueno, estoy seguro de que tú también te has dado cuenta —miró hacia
la joven que se alejaba de ellos.
—Es encantadora —dijo Nick en un tono
prudente.
—Oh, no te preocupes. Ni se me pasaría
por la cabeza. Jamás aspiraría a la hija de Tish Cyrus.
Nick se puso tenso de inmediato.
— ¿Qué?
—No te culpo por quererla toda para
ti. Es un bombón.
— ¿Has dicho «la hija de Tish
Cyrus »?
— ¿No te ha dicho quién es?
—No. No me lo dijo.
Se movió hacia Miley, sorprendido. ¿Cómo
había caído en la trampa tan fácilmente? sus comentarios sobre la madre lo
dejaban en desventaja, y eso era algo que no iba a tolerar. Ella podía haberle
dicho quién era, pero no lo había hecho, lo cual significaba que se estaba
riendo de él. Los rasgos de Nick se endurecieron de inmediato.
Era demasiado tarde para alcanzarla. Ya
había llegado a la plataforma donde estaba situada la mesa de los novios. Un
camarero lo acompañó a su sitio, que también estaba en la mesa principal, pero
situado en una esquina, algo alejado de ella. Podía verla perfectamente, pero
no estaba lo bastante cerca como para hablar. Ella estaba enfrascada en una
animada conversación con su compañero de mesa, riendo y echando atrás la cabeza
con entusiasmo, desprendiendo alegría a su alrededor. Aunque con cierta
reticencia, Nick no tuvo más remedio que admitir que era una joven encantadora,
pero él no estaba de humor para dejarse encantar.
En un momento dado ella levantó la
vista y sus miradas se encontraron. Evidentemente, ella sabía que el pequeño
truco había funcionado, y sus ojos lo decían todo.
Nick, sin embargo, no se dejó
apabullar, y le lanzó una de sus miradas infalibles. Tomarse la revancha sólo
era cuestión de tiempo para alguien como él.
De
repente se oyeron unas ovaciones desde el extremo más alejado y la gente comenzó
a aplaudir. Eran el señor y la señora Kinnear, haciendo su entrada triunfal. Él
tenía unos sesenta años, el pelo canoso y una constitución fuerte y
aparentemente autoritaria. Sin embargo, cuando tomaron asiento en la mesa
elevada, se inclinó sobre su recién estrenada esposa y le dio un beso de
adoración en la mano. Ella parecía a punto de desmayarse de alegría ante
semejante muestra de devoción, o quizá se tratara del diamante de cinco
millones de dólares que llevaba en el dedo. La joven que había osado engañar a Nick
Jonas se unió a los aplausos y le dio un beso a su madre.
Los invitados se dispusieron a
disfrutar de los manjares del convite. ¿Cómo había podido confundirla con una
mera empleada? su actitud desenfadada y distendida debería haberle dicho algo. Los
novios habían posado para ella nada más verla acercarse, y también se habían
hecho fotos en su compañía.
—Tenemos que hacernos algunas fotos
juntos —dijo Liam de repente, situándose al lado de ella—. Hermano y hermana
—le oyó gritar Nick.
Reivindicando un derecho de hermano le
puso el brazo alrededor de la cintura y la atrajo hacia sí. Ella le siguió la
corriente, pero Nick tuvo tiempo de captar la mirada exasperada que cruzaba su
rostro. En cuanto pudo se desembarazó de su hermanastro y se lo endosó a Jennifer
Lawrence, como una enfermera que trata de librarse de un niño majadero.
Cuando la comitiva empezó a
diseminarse, Nick aprovechó para acercarse a ella. La joven lo esperaba con un
aire juguetón y expectante.
—Supongo que tendré que tener más
cuidado la próxima vez —dijo él en un tono serio.
—No ha sido muy prudente que digamos,
¿verdad?
—Supongo que le parecería muy
divertido dejarme decir todas esas cosas sobre su madre sin revelar su
parentesco.
—Yo no le obligué a decir nada. ¿Qué
le pasa? ¿Es que no sabe aceptar una broma?
—No —dijo él con contundencia—. Y no
me parece nada divertido.
Ella frunció el ceño, como si acabara
de encontrarse con una especie de extraterrestre.
— ¿Hay algo que le parezca divertido
alguna vez?
—No. las cosas son más sencillas y
seguras de esa forma —dijo él.
El buen humor de Miley se desvaneció.
—Pobre.
Nick se quedó desconcertado. Parecía
que lo decía de todo corazón...
Nadie
había vuelto a demostrarle compasión desde aquella vez, tanto tiempo antes...
mucho tiempo antes.
De repente la llama de la sospecha se
encendió en un rincón de su mente, aunque sus pensamientos miraran hacia otro
lado.
—Si cree que he insultado a su madre,
le pido disculpas —le dijo en un tono seco.
—En realidad, es a mí a quien ha
insultado.
—No veo cómo.
Ella lo miró a los ojos con una
expresión contradictoria, llena de incredulidad, indignación y, sobre todo,
buen humor.
—Es cierto que no lo ve, ¿verdad? —le
preguntó—. Todo este tiempo y todavía no se ha... de verdad que no se ha dado
cuenta... bueno, debo decirle que cuando ve a una señorita por segunda vez, lo
más cortés es acordarse de la primera vez.
— ¿Segunda vez? ¿Alguna vez...? ¿Nos
hemos...?
De repente una llamarada de recuerdos
iluminó su mente y entonces lo supo.
—Eras tú —dijo lentamente—. En el
tejado, en las vegas...
—Vaya, ya veo que lo recuerdas
perfectamente.
—Pero, estabas muy distinta. Eres otra
persona.
—Espero que no, después de todo este
tiempo. Soy la misma en algunas cosas, y en otras no. Tú también estás muy
distinto, pero es más fácil identificarte. Quería que me reconocieras, pero no
lo hiciste —suspiró en un estilo dramático y teatral—. ¡Oh! ¡Estoy desolada!
—Te daba lo mismo que te reconociera o
que no —dijo él sin ganas de bromas.
—Bueno, a lo mejor.
La orquesta se estaba colocando en su
sitio y la pista de baile estaba siendo despejada, así que tuvieron que
desplazarse un poco a un lado. Nick se sentía como si acabara de entrar en un
mundo extraño y desconocido donde nada era lo que parecía. Ella había salido
del pasado, interponiéndose en su camino y desafiándolo con viejos recuerdos y
temores.
—Todavía no puedo creerme que seas tú.
Tienes el pelo distinto. Entonces lo tenías muy corto.
—Era más práctico. Estaba rodeada de
rutilantes estrellas, así que tenía que desempeñar mi papel de adolescente
rebelde.
— ¿Eso era todo lo que hacías?
—Verás...
el típico adolescente siempre pasa por una época de locura, bebe todo lo que
puede, llega tarde a casa, tiene muchos ligues... pero todo el mundo a mi
alrededor hacía justamente eso, así que no tenía mucho atractivo para mí. Yo
tenía que hacer todo lo contrario y por eso me corté el pelo, me compré ropa
barata, fui una estudiante modelo y siempre me acosté pronto. ¡Vaya! sí que era
una chica ejemplar. Aburrida, pero ejemplar.
— ¿Y qué pasó?
Ella se rió a carcajadas.
—Mi madre empezó a preocuparse por mi
extraño comportamiento y le llevó un tiempo hacerse a la idea de que iba
directa hacia la vida académica.
— ¿Y en qué te especializaste?
—Me especialicé en historia antigua, Grecia.
Escribo libros, doy conferencias, y en realidad no sé tanto como aparento —dijo
en un tono de broma.
—Como la mayoría —dijo Nick, sin poder
resistirse.
—Como la mayoría.
— ¿Y tu madre terminó aceptándolo?
—Oh, sí. Ahora le impresiona mucho. Asistió
a una de mis conferencias y me dijo: «cariño, eso ha sido increíble. ¡No he
entendido ni una palabra!». Y al final fui yo quien le presentó a Greg —miró a
su alrededor—. Así que puedes echarme la culpa por todo esto.
Era la hora del baile. Tish y Greg salieron
a la pista y danzaron hasta complacer a todos los fotógrafos.
— ¿No vas a hacer fotos?
—No. Yo sólo hago las fotos de
familia. Lo que están haciendo ahora es puro espectáculo.
Liam la saludó con la mano al pasar
por su lado mientras bailaba con Jennifer.
Miley suspiró.
—Tiene treinta y tantos, pero en el
fondo no es más que un chiquillo. No quiero ni imaginarme qué pasará cuando se
haga cargo de la... —se detuvo de repente y se tapó la boca—. No he dicho nada.
—No te preocupes. No has dicho nada
que no sepa todo el mundo. Ya veo que aprendes muy rápido —añadió en un tono
sarcástico que no dejaba lugar a dudas.
Los dos
grandes clanes que controlaban el negocio de los astilleros de Grecia solían
recurrir a medios poco honrados para sacar ventaja, y eso a veces incluía un
poco de espionaje; tanto así que cualquier comentario casual podía convertirse
en un arma de doble filo.
El baile terminó y otro comenzó. Jennifer
se fue detrás de un poderoso productor y Liam echó a andar en dirección a Miley.
— ¡Oh, por favor, baila conmigo!
—exclamó Miley de repente, tirando del brazo de Nick y arrastrándolo a la
pista.
AWWWWW ME ENCANTOOOO SIGUELA SIGUELA!!!!!!!!!!!!!!!!! AMO TUS NOVELAS
ResponderEliminarhahhahah siguela, espero pronto el proximo capitulo, me encanta la nove
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