miércoles, 28 de diciembre de 2011

"The Wild Walk" Cap 44





—¿Está bien?
—Le han disparado.
—Oh, Dios.
—Nuestra tapadera ha caído. Tom está seguro de que quienquiera que haya llegado a él se dirige hacia aquí. Tenemos que coger el virus y salir pitando, ahora.
Miley se puso de pie y subía las escaleras en un instante, metiendo cosas en sus bolsas. Estaban saliendo por la puerta y en la moto en cinco minutos, atravesando las portillas y encaminándose al sur.
No sabía a dónde iban, pero esta vez confiaba en Nick completamente. Lo importante era alejar el virus de quien hubiera disparado a Tom, de cualquiera que estuviera detrás de él.
Nick los mantendría, a ellos dos, a salvo.
Viajaron agotadoramente durante una gran distancia, avanzando por pueblos tan rápido que la cabeza de Miley comenzó a dar vueltas. Nick sólo se detuvo el tiempo suficiente para echar gasolina a la moto, usar el baño, comer y beber algo, luego montaron y se pusieron en marcha otra vez. Él realizó una rápida llamada a los pocos minutos de dejar la casa de Tom cuando se detuvo a repostar, pero no dio pistas de hacia dónde se dirigían y no se lo preguntó. Miley imaginaba que Nick sabía lo que hacía y eso estaba bien. Además, parecía preocupado… incluso inquieto.
Sin duda por Tom y ella no podía culparlo. Tom realmente era un tipo agradable. Miley también estaba inquietada por él, preguntándose cuan mal herido estaría.
Sobrecargar a Nick con una ráfaga de preguntas no ayudaría, así que se quedó callada. Cuando él tuviera algo que decirle, lo haría, pero Miley supuso que eso no sucedería hasta que llegaran a su destino final.
Sabía que los llevaba a algún lugar que creía seguro. Viajaron por Oklahoma y cruzaron la línea estatal hacia Texas. Nick permaneció tanto como pudo en los caminos menos transitados, aunque los hubieran seguido antes.
Le dijo que todavía no deseaba ir por las autopistas interestatales, que estarían más seguros en carreteras secundarias.
Cuando llegaron a Dallas, era de noche. Miley se sentía dolorida y agotada, completamente conmocionada al encontrarse de regreso en la ciudad donde creció. ¿Se quedarían allí o continuarían?
Ella obtuvo su respuesta un poco después. Nick los llevó a un área aislada donde las casas estaban más separadas. Fueron a un rancho con una cerca alambrada y una puerta muy parecida a la de Tom. La casa estaba ubicada lejos del lindero de la propiedad, pero estaba bien iluminada y en medio de la oscuridad circundante esta surgió ante ellos como una mansión imponente.
Maldición. ¿Quién vivía aquí?
Nick tocó la puerta y esperó mientras las cámaras de seguridad los estudiaban. La puerta se abrió lentamente y tomaron el sendero asfaltado hacia la casa.
¡Era enorme! ¿Quién sería el propietario… otro amigo de Nick? ¿Otro contacto, quizás?
Nick rodeó la casa hasta donde había una larga fila de garajes. Uno ya estaba abierto e introdujo allí la moto. Miley desmontó, asombrada al encontrar varias Harleys aparcadas allí, alineadas en una imponente demostración de poder motorizado.
—¿Dónde estamos? —Preguntó ella.
—En el cuartel general de los Moteros Salvajes.
—Ah. —Su estómago se tensó en un instante—. ¿Qué pensará tu general cuando me vea?
—Ni idea. Lo averiguaremos en un minuto. Pero no te preocupes, se lo explicaré todo. —Él desempacó sus cosas y lanzó el bolso sobre su hombro, luego le tomó la mano, ofreciéndole consuelo. Le mostró el camino para salir del garaje y se dirigió hacia la casa.
La garganta de Miley estaba seca, pero sus palmas se sentían húmedas. No tenía idea alguna de qué esperar, pero se imaginó que el general Grange Lee no estaría contento al verla, considerando el hecho que los Moteros Salvajes debían ser una organización secreta. ¿Y cuán secreto deseaba el gobierno que fuera? ¿Cuánta responsabilidad tendría ella? ¿Era el trabajo de Nick peligroso? Esperaba que no.
La puerta trasera en realidad era un elevador. Nick presionó una serie de botones en el teclado numérico y las puertas se abrieron. Entraron y Nick introdujo más códigos. La puerta se cerró y presionó un botón. Finalmente, el ascensor se puso en movimiento.
—Maldición. Esto es seguridad.
—No permitimos que nadie sin autorización llegue hasta aquí.
—Te verificaron en la puerta. Saben que estás aquí.
—Nunca es malo tomar precauciones extras.
Bien, lo que fuera. Ahora sí que se sentía aturdida por lo que encontraría cuando las puertas se abrieran. ¿Una muestra de alta tecnología militar? ¿Armas desenfundadas y apuntando hacia ella? Se lamió los labios secos y se preparó para lo peor.
El elevador dio un bandazo al detenerse y las puertas se abrieron.
Los acordes de rock pesado llenaron el cuarto. La fuerte música, retumbaba a través de toda la casa. Y apoyado contra la pared se encontraba un guerrero excesivamente musculoso.
Oh, mi Dios. Decir que era musculoso no alcanzaba a describirlo.
Medía al menos un metro noventa, tenía el pelo castaño arena, una camiseta pegada sobre un pecho imposiblemente musculoso que bajaba hasta una estrecha cintura, esbeltas caderas y sólidas piernas enfundadas en un pantalón de camuflaje. Estaba bronceado, como un muchacho surfista de ojos azules y una boca sensual que parecía discordante con el resto de su físico.

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Chicas ya arregle los capis anteriores (42 y 43) lo que pasa es que los deje que me lo subieran y lo subieron mal... eso que los deje marcados ¬¬ ajaja pero que les voy a hacer es mi amiga que ella también quería subir capis... y los subió mal. muy mal jajjaj espero pasen un lindo AÑO NUEVO!!!! besos<3<3



martes, 27 de diciembre de 2011

"The Wild Walk" Cap 43





Él inclinó la cabeza hacia un lado y le lanzó la media sonrisa que siempre había encontrado infantil y encantadora. Le recordó al viejo Nick, el único que podía hacer que se le encogieran los dedos de los pies.
Ese es el nombre de la organización. Vamos en coches y motos. Todos juntos.
¿Así que todos sois moteros?
Sí. Grange se aseguró que escoger a tipos que estuvieran familiarizados con motos y coches y se sintieran cómodos llevándolos.
¿Y robándolos?
Nick dejó escapar una risa.
Sí, podríamos decir que todos tenemos ese tipo de historia en nuestro pasado.
¿Así que todos montáis en moto? ¿De cierto tipo? ¿Harleys, de carreras o qué?
Una moto es tan buena como otra, Miley. Podemos montar en cualquiera. Pero la mayoría manejamos una Harley. Cada uno tiene sus preferencias en lo que se refiere al tipo de Harley con la que corre. Y coches potentes también, algo así como en los que solía trabajar cuando nos conocimos.
¿Los otros también montan en moto y conducen coches rápidos?
Sí. Todos tenemos más o menos la misma edad.
¿Todos sois de Dallas?
Él negó con la cabeza.
No. El cuartel general de los Moteros Salvajes está en Dallas. A mí me conviene porque es donde nací, pero los otros chicos son de todas partes.
¿Así es que tú vives en ese cuartel general?
Algunos están fuera la mayor parte del tiempo porque no tienen un sitio fijo y viajan mucho. Otros tienen pisos en otras ciudades. Pero Grange y yo vivimos en el cuartel general de los Moteros Salvajes. Es fácil para mí estar allí en vez de pagar un alquiler en otro sitio. Todos nos encontramos allí cuando se nos asigna algo o cuando Grange quiere lanzarse a algún tipo de operación, como rollos tecnológicos o trabajar en las motos o los coches.
¿Todas las motos y los coches se guardan allí?
Los que usamos en las operaciones, sí.
Ya veo. Supongo que tienes mucho que contarme, ¿verdad?
¿Sobre los Moteros Salvajes?
Ella sacudió la cabeza.
No, sobre cómo te convertiste en uno.
Él asintió.
Ajá.Los ojos de Nick se iluminaron mientras contaba la historia de su transformación. Ella sintió el orgullo que exudaba.
Eres un hombre asombroso, Nick.
Él negó con la cabeza.
No. Grange es el que lo hizo todo. Sólo estuve de acuerdo con el viaje. Él juntó a un montón de perdedores inútiles y nos convirtió en algo.
Ella lo cogió de la mano.
—Nunca has sido un inútil o un perdedor. Nunca lo he creído.
Él puso su otra mano sobre la de ella.
—Entonces debes de ser la única que no lo ha pensado. La mayoría lo han hecho.
—Siempre he creído en ti, Nick. Todavía lo hago. Es por lo que todavía sigo aquí.
—Y porque estás esperando respuestas sobre el virus.
Ella asintió.
Él se pasó la mano por el pelo.
Nos contrataron para rescatar una reliquia de una exposición itinerante, sabíamos que contenía el vial con el virus dentro. El virus fue robado a un laboratorio del gobierno… un trabajo interno, supongo, aunque no se sabe quién lo hizo. Un puñetero comandante y alguien que nuestro gobierno, obviamente, no deseaban que nadie lo sepa. Sus propios agentes han sido involucrados y lo han buscado por todo el mundo. La cosa es que parecía haber sido localizado en muchos sitios. Teníamos una pista de que podía venderse en una fiesta privada que se iba a hacer en el campo. Dado que no podrían traer al FBI o a cualquier otro agente del gobierno sin llamar la atención sobre lo que estaba pasando, nuestro trabajo fue robar la reliquia del museo.
¿Así que ni siquiera estabas seguro de que el virus estuviera dentro de la reliquia?
No. Sólo era una de entre una docena de pistas. Tuvimos suerte.
Suerte ¿eh?
—Sí. Por supuesto, que me dispararan no era parte del plan. No contamos con que nadie más estuviera allí para interceptarlo, pero siempre existió la posibilidad de que alguien también fuera tras el virus.
¿Alguna idea de quién?
—Ninguna pista. Se suponía que recuperaría la reliquia y si el vial estaba allí, lo traería corriendo a dónde Tom, quien lo devolvería a su contacto en el gobierno. El cual sigue siendo el plan.
El plan que ella casi había arruinado escabulléndose con el virus. No era extraño que Nick se jugara la vida yendo tras de ella en moto.
No lo sabía.
Por supuesto que no. Debí ser sincero contigo hace tiempo. Pero hicimos un juramento, Miley, de no revelar nunca información sobre los Moteros Salvajes. Cualquiera que se lo cuenta a una persona ajena está fuera.
En otras palabras, la carrera de Nick estaba en serio peligro porque se lo había contado.
Entiendo. Y no se lo diré a nadie, Nick. Puedes confiar en mí.
—Eso también lo sé. Y siento haberte atrapado en el fuego cruzado y en todo esto. No tenía intención de que ocurriera, pero la reliquia se rompió y viste el virus y tuve que decidir rápido. No podía dejarte ir sabiendo lo que sabías y no podía decirte la verdad, no entonces al menos.
Ella asintió.
—Lo entiendo. ¿Y ahora qué?
—Ahora nosotros…
Él empezó a decir algo, pero su móvil sonó y lo sacó del bolsillo. Miley supo que algo estaba mal justo en el momento en que Nick frunció el ceño.
—¿Qué ha pasado? —Preguntó—. ¿Cómo es de malo?
Miley frunció el ceño, sabiendo que cualquier cosa que fuera no era buena.
—Vete a un lugar seguro, de prisa. Nosotros nos vamos de aquí. —Cerró el teléfono y miró a Miley.
—¿Qué? —Preguntó ella.
—Le han tendido una emboscada a Tom mientras volvía hacia aquí.


"The Wild Walk" Cap 42





Nick asintió, dándose cuenta de que iba a tener que dárselas.
Grange iba a pedir su pellejo. Iba a estar hundido en la mierda por decirle la verdad a Miley, pero al mismo tiempo no tenía otra opción. Quizás pudiera echarle la culpa a las drogas.
A la mierda, pensó mientras se ponía los vaqueros y una camiseta. Confiaba en Miley.
Bajó la escalera. Ella ya estaba haciendo el desayuno, así que cogió una taza de café para despejarse.
¿Necesitas ayuda?
Ella negó con la cabeza.
Lo tengo controlado. Sírvenos algo de zumo.
Cuando el desayuno estuvo en la mesa, tenía una idea bastante buena de qué iba a decirle… todo. Se lo debía después de haberle engañado todo el tiempo. Y ella se había quedado con él anoche en lugar de irse corriendo otra vez. Había tenido acceso a su teléfono y pudo haber hecho venir a la policía, a su jefe o a quien hubiera querido. En lugar de eso, despertó esta mañana encontrándola durmiendo acurrucada junto a él.
Había confiado en él lo suficiente como para quedarse y eso quería decir que le debía la verdad sobre todo. Pero primero quería acabarse esta comida. Se moría de hambre.
Miley no presionó a Nick pidiéndole detalles, optó por quedarse quieta y comerse el desayuno y dejarle a él hacer lo mismo. Se sentía muy culpable por el tema de los somníferos de la noche pasada y quería asegurarse de que él tuviera algo de cafeína y comida en su organismo para eliminar el rastro de las pastillas para dormir.
Por dentro estaba dando saltos y reventando de las ganas de saber si Nick realmente le diría la verdad, por lo que sus primeras palabras la sorprendieron.
Me metí en algunos problemas serios mientras estabas en la universidad.
Ella asintió una vez para darle ánimos y le dejó hablar.
Tenía veintiún años, trabajaba en cosas sin futuro y robaba al mismo tiempo. Era malditamente bueno en eso, también. Pero no lo bastante bueno. Me reuní con la gente equivocada y acabé involucrado en una gran red de robo de automóviles. Realmente no sabía en qué me estaba metiendo y una vez dentro, no tenía ni idea de cómo salir. Estaba atrapado. Los polis me pillaron y me enfrentaba a una buena temporada en la cárcel. Sin familia y sin dinero para respaldarme, estaba jodido y cuesta abajo. Mi vida estaba acabada.
El corazón de Miley se rompió por él. Nick nunca había tenido un descanso.
Pero fue por mi maldita culpa. Pude haberme enderezado y no lo hice. Escogí el camino equivocado y no puedo maldecir a nadie que no sea yo mismo por cagarla. Así es que me levanté y lo asumí como un hombre, le dije al abogado de oficio que quería declararme culpable y aceptar las consecuencias de mis actos. Me dijo que estaba loco.
Miley estaba a punto de decir lo mismo.
Entonces ocurrió un milagro. Un tipo llamado Grange Lee apareció en mi vida y la cambió para siempre. El rudo ex general, me hizo una oferta que parecía demasiado buena para ser verdad.
¿Qué tipo de oferta? —Preguntó ella.
El general Lee estaba reuniendo a un grupo de especialistas de primera, que juraran mantener el secreto y aceptaran trabajar para el gobierno de los Estados Unidos, para una sección del Departamento de Justicia. A cambio de retirar todos los cargos en mi contra, trabajaría para él.
¿Haciendo qué?
—Al gobierno de Estados Unidos le roban todo el tiempo. Cosas que no pueden recuperar. Cosas que el gobierno intenta recuperar de la forma convencional, pero por alguna razón no pueden, bien sea porque el sistema judicial falle o porque los malos tienen abogados realmente buenos. Algunas cosas simplemente no pueden conseguirse por la vía legal.
Miley soltó un bufido.
—Tanto la policía, como los detectives privados vemos como eso ocurre demasiado a menudo. Y es frustrante como un demonio.
Él asintió.
Dímelo a mí. De cualquier forma, Grange me apartó de todo eso. Me dijo lo que haría… lo que todos haríamos. Nadie salvo una pequeña rama del Gobierno sabe siquiera que existimos. Era un riesgo y era peligroso y si nos atrapaban, el Gobierno y él negarían nuestra existencia.
En otras palabras, tenías que ser muy bueno en lo que hacías, porque si eras atrapado en uno de esos robos, irías a la cárcel y no podrían sacarte bajo fianza esta vez —le dijo ella.
Exactamente. Pero demonios, valió la pena. Quería una oportunidad para cambiar totalmente de vida, hacer algo bueno para variar en lugar de joderla como había estado haciendo.
Así que dijiste que sí.
Él sonrió.
—Coño si, dije que sí. Grange hizo los arreglos, los cargos desaparecieron y me marché con él.
Suena tan simple.
No lo fue. Él me entrenó… a todos nosotros. Es un hijo de puta rudo. Y sabía que tenía media docena de raterillos vagos y buenos para nada en sus manos. Así que tuvo que enseñarnos el camino. Fue como un campamento militar. Nos levantábamos al amanecer, entrenábamos, teníamos reglas y normas. Allí no había nada de fiestas, ni bebidas, ni tabaco, ni mujeres…
Asombroso. ¿Cómo sobreviviste? —Preguntó ella, con sarcasmo.
Casi muero el primer mes —le respondió él bromeando—. Estaba fatal. Nunca oíste a un grupo de hombres hechos y derechos lloriqueando como bebés más de lo que lo hacíamos nosotros. Pero poco a poco nos convirtió en los hombres que se suponía que debíamos ser, los hombres que sabía podíamos ser. Nos rompió, para después hacernos de nuevo. Nos enseñó que no éramos gente sin ningún valor, que teníamos algo que ofrecer. Nos hizo más fuertes, mental y físicamente. No había ni uno entre nosotros que no fuera listo como un zorro, así que nos hizo tomar clases. Los que no tenían su diploma de escuela lo consiguieron rápidamente. Algunos de esos tíos deberían haber ido a la universidad —se pasó los dedos por el pelo—. Desearía que los pudieras conocer, Miley. Nunca tuve hermanos, hasta que me uní a los Moteros Salvajes. Nunca antes he estado más cerca de un grupo de tíos.
—¿Los Moteros Salvajes?